08 mayo 2014

Cinco meses después y ya me ha costado

Mañana escribo, mañana escribo. Mañana, sí que sí escribo. Y me planto en mayo, cinco meses después, sin haber escrito nada. Porque si en algo soy buena es en la procrastination

Pues bien, esto se acabó. Hoy empiezo y en doblete. Por un lado retomo mis narraciones y reflexiones vitales. Por otro colgaré los comentarios de los libros leídos en las fechas en los que lo colgué en mi página de facebook. Que me da vergüenza decirlo, pero no es que no escriba, es que no escribo aquí. Así que si queréis leerme bucear en el blog, que habrá cosas nuevas en el pasado. 

Bueno, empiezo por una de mis últimas pasiones de la que hablé hace casi un año. El italiano. Y no sólo su lengua, sino su cultura al completo. Porque hay que admitir que soy un poco vaga a la hora de estudiar idiomas, pero me apasiona usarlos y zambullirme en la cultura del país de referencia, en este caso Italia. Mi mp3 está lleno de música italiana (dedicaré un próximo post a este tema), mi ordenador lleno de películas italianas, mi cocina llena de libros de recetas italianos y los ingredientes necesarios para hacerlas realidad. ¡Huy, cuántas ideas de post!

Bueno, vuelvo al tema. El italiano. La semana que viene acabo el 2º curso de la Escuela Oficial de Idiomas y la verdad es que me parece increíble lo mucho que he aprendido en sólo dos años. Y, sobre todo, lo afortunada que he sido porque me han premiado en todas las cosas en las que he participado. 

Empiezo por la primera. Cada año, la EOI hace un concurso literario en los que basándose en alguna de las 6 fotos que te dan tienes que escribir una historia de unas 100-120 palabras. El año pasado gané con un relato basado en esta imagen de la película francesa Le Ballon Rouge, dirigida en 1956 por Albert Lamorisse. El premio era un cheque de 100€ para gastar en material escolar. Le hice buen uso comprando un montón de libros en italiano, así que muchas gracias EOI por vuestro reconocimiento.

Os voy a colgar el relato que escribí (en italiano y en castellano). Sed indulgentes con los fallos de estructura y ortografía, que apenas llevaba 4 meses estudiando italiano cuando lo escribí. Espero que os guste. 

Il addio
 A Sandro non gli piaceva la casa come sembrava ora. La luce, che sempre inondava tutto, stava relegata per le ombre e i granelli di polvere nell' aria. I suoni di pentole in cucina, l'odore di risotto, di pizza, di cannoli, danzando per il corridoio, le allegre canzoni spesso canticchiate... Tutto era andato. 
“Andare? Dove?” 
Sua madre si inginocchiò davanti al suo letto, lo abbracciò e disse: "Nonna è morta", mentre gli bagnava il pigiama con le sue lacrime. 
Dopo il funerale gli avevano comprato un gelato e un grande pallone rosso, per intrettenersi, ma Sandro mancava terribilmente sua nonna. Così prese una foglia del taccuino che sua nonna utilizzava per annotare ricette e scrisse: Nonna, ho sentito che sei nei cieli. Spero che tu non ti dimentichi di me. Io non lo farò. 
Chiese al padre che svuotasse il palloncino, mise la carta e gli chiese di gonfiare un’ altra volta. Poi andò alla finestra e disse addio a sua nonna.  
Due giorni fa era stato svegliato di notte. Suo padre sussurrò: "Sandro, risveglia. Alzati. Dobbiamo andare. "

La despedida
A Sandro no le gustaba la casa como la veía ahora. La luz, que siempre lo inundaba todo, quedaba relegada por las sombras y las motas de polvo suspendidas en el aire. Los ruidos de las ollas en la cocina, el olor a risotto, a pizza, a cannoli danzando por el pasillo, las alegres canciones a menudo tarareadas… Todo había desaparecido. 
Hacía dos días que le habían despertado de noche. Su padre le susurró: “Sandro, despierta. Levántate. Tenemos que irnos.” 
¿Irnos? ¿A dónde? 
Su madre se arrodilló ante su cama, le abrazó con fuerza y le dijo: “la abuela ha muerto”, mientras le mojaba el pijama con sus lágrimas. 
Después del funeral le habían comprado un helado y un gran globo rojo, para que se entretuviera, pero Sandro la echaba terriblemente de menos. Así que arrancó una hoja del cuaderno que su ella utilizaba para apuntar recetas y escribió: Abuela, me han dicho que estás en el cielo. Espero que no me olvides. Yo no lo haré. 
Le pidió a su padre que desinflara el globo, metió el papel y le pidió que lo volviera a llenar. Después, salió a la ventana y se despidió de su abuela.


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