01 julio 2013

Derecho a quejarse

Esta mañana ha venido, al centro donde trabajo, un chico de Iberdrola para dejarnos un papelito que dice lo siguiente:

Trabajamos para mejorar


Para seguir mejorando la calidad de nuestro servicio estamos trabajando en nuestras instalaciones. Por este motivo, nos vemos obligados a interrumpir temporalmente el suministro eléctrico. Si el trabajo finalizara antes de la hora indicada, restableceremos el servicio de forma inmediata y sin previo aviso. 

Sentimos las molestias. 


El día 04 de julio de 2013

De 08:00  13:00 horas.

¿El jueves de 08:00 a 13:00 hrs. sin luz? No puede ser, ¿cómo vamos a trabajar? Sin ordenador, sin luz, sin teléfono. Leo otra vez el papel de marras: "nos vemos obligados a interrumpir temporalmente..." No digo que no, pero ¿os veis obligados a interrumpir el suministro eléctrico durante la mañana?, ¿no puede ser de 2 a 6 de la madrugada, cuando la gente está durmiendo y todos los pequeños comercios del barrio cerrados?

Llamo a Iberdrola Navarra y me remiten a un 902 de averías. Una señorita no muy simpática, para qué mentirnos, me confirma que cortarán la luz; a lo que yo le digo, pues me gustaría poner una reclamación, porque alguien se tiene que responsabilizar de las pérdidas económicas que nos ocasiona estar toda la mañana sin poder trabajar. Respuesta de Miss Simpatía: "Los cortes programados no admiten reclamaciones. Hemos pedido todos los permisos al Ayuntamiento y al Gobierno de Navarra, así que todo está en orden". 

¡Disculpe? ¿Cómo que no admiten reclamaciones? No le digo yo que no tenga usted todos los permisos (lo que, por cierto, tal y como están ahora mismo las cosas en las altas esferas, le doy tanto crédito como si le hubiera pedido permiso al perro del vecino, francamente), pero también es verdad que si el corte no es urgente, y si es verdad que están ustedes trabajando para mejorar, podrían hacerlo en un horario menos gravoso para los comercios y el ciudadano. "Lo siento pero así está establecido". Ya, ya, pero quiero poner una reclamación, al menos para que conste mi descontento. "Ya le he dicho que los cortes programados no admiten reclamaciones". Gracias y buenos días y he colgado. Porque era eso o mentarle a todos sus ancestros y yo sé que ella no tiene la culpa (del mensaje, no del tono ni de la actitud, desde luego, que de eso sí que la tiene) y además estoy intentando mantener mi actitud zen en equilibrio.   

Nos suben el precio de la luz cuando les da la gana, nos cortan el servicio cuando les da la gana y el ciudadano de a pie lo único que puede hacer es quejarse, aunque sepa que su queja no llega a ninguna parte. Bueno, ahora ya ni eso. No admite reclamaciones. 

Me ha venido a la mente el discurso de William Wallace al ejército escocés antes de atacar a los ingleses: "Podrán quitarnos la vida, pero jamás nos quitarán la libertad". Ya, ya William, eso lo dices porque no te has topado con Iberdrola y toda esa calaña. Hemos llegado a un punto en que nos quitan el trabajo, los ingresos, el servicio, los derechos, las ilusiones, las oportunidades, la paciencia, las fuerzas y cuando pensé que ya no podían quitarnos nada más, nos quitan la voz y el derecho a quejarnos. 

Pues una cosa les quiero decir: no sigan quitándonos cosas con tanta alegría, porque el día que ya no tengamos nada más que perder ya no podréis controlarnos. Ese día nos levantaremos todos a reclamar lo que nos habéis robado y nos corresponde. Porque lo que nos estáis quitando no son privilegios, son derechos ganados con el esfuerzo de mucha gente durante muchos años. Nos estáis quitando lo que es nuestro y eso es robar. Podéis camuflarlo con leyes sacadas de la chistera mágica, de permisos pedidos al último mono del zoo o con lo que os venga en gana, pero esto que estáis haciendo es un atraco a mano armada y en cualquier sociedad democrática, con un sistema legítimo, lo mínimo que el ciudadano de a pie puede exigir son mecanismos de reclamación, de queja y de reparación de la vulneración de sus derechos. Cuando eso no pasa como en este país, entramos en el club de las repúblicas bananeras que con tantas ínfulas criticamos. He dicho. 



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