19 mayo 2013

La dramática historia de Lucy Gault

Éste es el último de los tres libros que cogí hace tres semanas de la biblioteca y la verdad es que no sé ni por dónde empezar a contar. 

Que me alegro de haber leído, por fin, algo de William Trevor mientras aún está vivo. Que parece una tontería, pero a mí me cambia la forma en la que me aproximo a las historias. Por si alguien no lo conoce, Mr. Trevor es uno de los escritores irlandeses vivos de más renombre en la actualidad. Su obra más famosa es El viaje de Felicia, que fue llevada al cine (que raro, ¿no?) en el año 2000 por Atom Egoyam. Me doy cuenta de que decir lo de que "mientras aún está vivo" queda, cuando menos, un poco frío, pero nada más lejos de mi intención. Desearía que William Trevor viviera, al menos, otros 20 años, y que durante todos ellos siguiera tan activo literariamente, pero la verdad es que tiene 84 años y temo que un día me encuentre una pequeña reseña de 4 líneas en las que se anuncie su muerte, de forma plácida, en su casa del Condado de Cork.

Me ha gustado La historia de Lucy Gault. No sé si mucho, pero sí bastante. Lo suficiente como para leerla anoche, de un tirón, hasta las 5 de la madrugada.

Trata de una niña, que luego fue joven y acabó siendo anciana, llamada, efectivamente, Lucy Gault. Vive en un pequeño pueblo del Condado de Cork con sus padres, el Capitán Everard Gault y Heloise Gault, una mujer inglesa. Y es eso lo que desencadena todo. Porque la historia arranca en junio de 1921, durante los últimos estertores de la guerra de la independencia de Irlanda. En la zona se respira animadversión por todo lo inglés, así que el capitán decide abandonar su hogar con su familia e irse del país hasta que los ánimos se calmen. Lucy tiene 9 años y toda su vida gira en torno a esa casa, los prados, la playa, los acantilados, así que en un acto de rebeldía decide escaparse. No llega muy lejos, pues tiene un accidente, en un lugar apartado, que le impide continuar, pero también volver. 

Tras meses de búsqueda, y a tenor de todos los indicios, los padres asumen que su hija se ha ahogado en el mar y deciden marcharse de allí sin mirar atrás y rompiendo toda forma de contacto. Poco después, Lucy es encontrada moribunda y recogida por la pareja de aparceros que se había quedado a cuidar de la casa y sus terrenos. El libro habla sobre Lucy, que espera y espera la vuelta de sus padres. Del viaje por Europa de sus padres que lo único que quieren es olvidar que perdieron una hija y alejarse de todo lo que les causa sufrimiento, del abogado de la familia que hace todo lo posible por encontrarles, de la pareja que cuida la casa y que se asientan en ella actuando como padres adoptivos de Lucy, del d
olor, de la culpa, de lo etérea que es la vida, de cómo la vamos moldeando con las decisiones que tomamos y de lo difícil que es cambiar cuando nos equivocamos. 

El libro tiene esa tristeza melancólica que ya me he encontrado en otras obras irlandesas y que, de alguna manera, parece formar parte de su idiosincrasia. Esa tristeza que, como si fuera llovizna, va calando, poco a poco y sin muchos aspavientos, hasta que llega a los huesos y, entonces, sabes que resultará difícil sacar toda esa humedad que apesadumbra y paraliza. 

A pesar de que creo que es un grandísimo escritor, por una cuestión de salud mental y emocional no creo que vuelva a leer nada más de Trevor.

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