01 mayo 2013

El cementerio de Praga

Para mi cumpleaños me regalaron El cementerio de Praga, de Umberto Eco y hoy, por fin, he terminado de leerlo. Me voy a cebar de mala manera, por si acaso hay algún seguidor acérrimo de Eco.  

Hay libros en los que me cuesta ver algo que no me haya gustado. Otros donde lo positivo y lo negativo están a la par y unos pocos, afortunadamente, donde tengo que hacer un esfuerzo para sacar algo bueno. El cementerio de Praga es de estos últimos. Va de logias, francmasones, lucifer y otros aspectos demoníacos, conspiraciones y, sobre todo, antisemitismo. Lo primero me interesa menos y nada. Lo último me cabrea y dado que se pasa todo el libro dándole vueltas a lo mismo (que qué manipuladores, vagos, usureros, llorones, bla, bla, bla son los judíos) pues al final me ha aburrido sobremanera.

En la banda que lleva el libro aparecen dos reseñas. Una de El País que dice "Su mejor novela desde El nombre de la rosa" y yo que, precisamente, no he leído más que esa y ésta última me digo: "pues casi mejor que ni pruebe a abrir El péndulo de Foucault o Baudalino, porque quizás muero de hastío". La otra es de El Mundo "Más irónico que nunca y sumamente divertido". Y otra vez con lo de divertido. ¡Qué perra, por favor! ¡Si he usado el libro como somnífero!

Cuando una persona, a la que consideras ilustrada, cabal y moderada, escribe barbaridades como las que se pueden leer en este libro, uno tiende a pensar que es una forma irónica de denuncia de ciertos pensamientos radicales e irrespetuosos (aunque siempre queda la sospecha de que quizás el autor piense así). Pero cuando esta persona dedica 572 páginas a repetir una y otra vez lo mismo, el aspecto irónico se va por el desagüe y empieza a irritar tanta insistencia (¿nos está intentando convencer de esas ideas medievales?, ¿cree que somos idiotas y que si no nos lo repiten no nos enteramos?, ¿en realidad se veía obligado a escribir un libro y como no tenía ninguna historia que contar ha repetido, hasta la saciedad, lo mismo una y otra vez?...)

La historia, si así se puede llamar, es el repaso a los cambios políticos de, sobre todo, Italia y Francia (aunque salpica a Alemania y Rusia) y las triquiñuelas a todos los niveles de poder durante el S. XIX, a través de los diarios de un falsificador sin valores, sin escrúpulos, misógino, antisemita, antijesuíta y avaro como él solo, llamado Simonini.

No me suelen gustar las novelas históricas, porque no sé dónde acaba la historia y donde empieza la ficción. Con esta novela este hecho me ha molestado más que nunca; pues el libro parece un mamotreco de historia (de un tostonazo increíble y complicadísimo de seguir por la cantidad de personajes, complots y lugares diferentes), con un nivel de ficción que hace que no te creas nada, por mucho que al final del mismo Eco diga que todo es cierto y que todos los protagonistas y hechos existieron.

¿Algo positivo? La novela está bien escrita y hay partes que es un placer leerlas. Ahora que hay que darle un toque de atención a la Editorial Lumen. El ejemplar que me regalaron es la 6º edición del libro y sigue teniendo erratas. ¿Tanto habéis recortado gastos que os habéis cargado a la figura del corrector/a?

Para resumir: el mejor momento de la lectura del libro ha sido cuando he acabado la última página y lo he cerrado. No digo más.

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