10 enero 2013

De Jerusalén a Japón para volver a nuestra pesimista situación

Los libros que me leo vienen de tres lugares. El primero y más importante es la biblioteca. Una cosa que me fascina de vivir en Pamplona es la cantidad de bibliotecas que hay y lo bien surtidas que están. Yo voy siempre a la de mi barrio, la Biblioteca de San Pedro. No es una biblioteca grande pero está bien surtida y si tienes tiempo y rebuscas encuentras pequeñas joyas que, al menos a mí, me alegran el día. El segundo es los libros que me prestan o me regalan. Como todos los que me conocen saben que la lectura para mí no es sólo una pasión sino ya una obsesión, tengo la suerte de que tengo a muchos prestadores y regaladores. El tercero es de las librerías, porque también compro libros, aunque bien es cierto que más para regalar que para mí misma. 

Me gusta alternar las lecturas de novelas convencionales con novelas gráficas y aquí tengo mucha suerte, porque aunque San Pedro no esté tan bien abastecida, en este sentido, como la Biblioteca de Yamaguchi, la verdad es que tienen bastantes buenos ejemplares. Como leo mucho suelo coger los libros de tres en tres así que aquí van mis tres últimas lecturas. 


Crónicas de Jerusalén - Guy Delisle



Guy Delisle es un dibujante canadiense casado con una trabajadora de Médicos sin Fronteras que porcuestiones de trabajo tiene que irse a vivir a distintas partes del mundo. Mientras ella trabaja como cooperante, él cuida de sus dos hijos y se dedica a plasmar en dibujos todo aquello que le llama la atención. Crónicas de Jerusalén es un retrato cotidiano del año que pasaron en Jerusalén. Didáctico, costumbrista, irónico, crítico, observador. Me ha gustado más que Pyongyang, me ha hecho querer visitar esa zona del planeta y me ha hecho reafirmarme en mis no creencias religiosas. La cantidad de barbaries que se cometen en honor a la "religión".

Como dijo Buñuel "Soy atea, gracias a Dios" 





El gourmet solitario - Jiro Taniguchi y Masayuki Kusumi

Y de Oriente Medio al Lejano Oriente. Un viaje gastronómico con El gourmet solitario (dibujos de Jiro Taniguchi y guión de Masayuki Kusumi) por Tokyo y alrededores. Los dibujos de un detalle espectacular, aunque sigo sin entender por qué se empeñan los japoneses en autodibujarse con los ojos tamaño XXL y redondos como donuts.

Dan ganas de probar los alimentos (más que nada porque tengo curiosidad por saber a qué demonios sabe, por ejemplo, el nabo adobado en salvado de arroz o las algas hijiki cocidas con konjac y zanahoria). 

Recomiendo el cómic, especialmente, a los de "¿comida japonesa? ¡Ay, no, que a mi eso del pescado crudo como que no!" Que sí, que comen sushi (puntualizando que no todo el sushi lleva pescado), pero también más cosas (de hecho de los 19 platos que presenta sólo uno es sushi). Es como pensar que en España desayunamos, comemos y cenamos, todos los días paella o tortilla de patata. Vayamos ensanchando nuestros horizontes de estereotipos.

Andando - Torres - Carreres - Riego

Novela de hace un par de años pero aún de actualidad (no se sabía lo que se nos venía encima, está claro). Andando, de Alejandro Torres, Albert Carreres y Daniel Riego. Paro, ninis, frustraciones, discriminación... Vamos, una alegría para el cuerpo. Más que una novela parecía que estaba viendo un informativo. Sólo faltaban todos los políticos corruptos, retrógrados, incultos y maleducados que tenemos para acabar de pintar el cuadro.

08 enero 2013

Matilda la fantástica

Que digo yo, que si estoy lo suficientemente "recuperada" como para ir a trabajar, lo estoy también para leer (para estudiar no, ¿eh? que eso es de otra categoría), así que aquí vengo con mi última lectura, un clásico de la literatura juvenil. 

Habrá varios de estos a lo largo del año porque El Círculo de Lectores ha sacado una colección llamada "Jóvenes Fantásticos", con ilustraciones de Zuzanna Celej que quiero regalarle a mis Lamb sobrinos [no he encontrado una portada de ese libro, así que he tenido que coger otra de una edición británica]. El primero de todos es Matilda, del fantástico (en sus dos acepciones) Roald Dahl (Sí, sé que hicieron peli del libro. No, no la he visto ni la voy a ver). 

Lo bueno de este tipo de libros es la imaginación y fantasía que destilan, que se agradecen. Lo malo es que, aunque sé que no es un libro para adultos, siento que a la historia le falta profundidad. Me gustan los libros de niños y adolescentes que puedo seguir leyendo en mi etapa adulta y aún sacarles chicha. Este no es uno de esos libros, pero aún así lo he disfrutado.


07 enero 2013

Vuelta al instituto con La familia de Pascual Duarte

Hasta que no me remita el resfriado, éste es el último libro que me leo. Por ahora. 

La familia de Pascual Duarte es un libro que siempre he visto en casa de mis padres y de mis abuelos, al igual que La Colmena y La Cruz de San Andrés pero que nunca había leído. La Colmena la leí, como casi toda la gente de mi generación, para clase de literatura en 2º o 3º de BUP y me encantó. Me gustó la atmósfera que se respiraba, la forma de hablar de los protagonistas, las historias tan mundanas... Así que, ¿por qué no me había leído nunca La familia de Pascual Duarte? Pues básicamente porque a mi madre no le gusta. En principio no debiera de ser un motivo, porque cada uno tiene sus gustos y no debe enterrarlos para adquirir los de los demás, pero en este caso la he oído decir tantas veces: "puff, no me gusta nada ese libro" que nunca había sentido la picazón de abrirlo y de ver qué era lo que no le gustaba. 

No sé si todo esto pasaba por mi subconsciente cuando lo cogí en la biblioteca pero el caso es que lo vi allí, tan pequeñito, tan ajado y escondido que no pude dejar de llevármelo a casa. No es el libro que más me ha gustado ni de todos los que he leído en mi vida ni tan siquiera de los que he leído de Camilo José Cela (me sigo quedando con La Colmena), pero entiendo su importancia tanto temática como estilística y lo que supuso en su momento en la literatura española (no por nada fue el precursor del espectacular Los santos inocentes). Pese a todo, le cogí cariño a Pascual. Con sus miserias, sus brutezas, sus bondades y sus ansias de tener algo mejor. Me resultó interesante leerlo.

06 enero 2013

Juntos, nada más

Atrapada una tarde en Valladolid, en una casa ruinosa, con los recuerdos deslizándose por las paredes, con el frío invadiéndolo todo, con la soledad aplastándome, no pude hacer otra cosa que escapar. Con Camille, con Philibert, con Franck y Paulette, con Juntos, nada más a un París distinto del que conozco. Del que recuerdo. 

Me fascina la forma que tiene de escribir Gavalda, tan... sencilla. Iba a decir fácil, porque lo parece, pero al menos para mí no es nada fácil escribirasí. Quizás el final es demasiado perfecto, pero ¡qué demonios!, no pasa nada por soñar un poco con que las cosas salgan bien en un contexto en el que parece que todo va mal. 

¿De qué va la historia? Vamos a leer la contraportada: 


Camille Fauque tiene 26 años, dibuja de maravilla, pero no tiene fuerza para hacerlo. Frágil y desorientada, malvive en una buhardilla y parece esmerarse en desaparecer: apenas come, limpia oficinas de noche, y su relación con el mundo es casi agonizante. Philibert Marquet, su vecino, vive en un apartamento enorme del que p odría ser desalojado; es tartamudo, un caballero a la antigua que vende postales en un museo, y el casero de Franck Lestafier. Cocinero de un gran restaurante, Franck es mujeriego y malhablado, casi vulgar, lo cual irrita a la única persona que le ha querido, su abuela Paulette, que a sus 83 años se deja morir en un asilo añorando su hogar y las visitas de su nieto. Cuatro supervivientes, cuatro personajes magullados por la vida, cuyo encuentro va a salvarlos de un naufragio anunciado. La relación que se establece entre estos perdedores de corazón puro es de una riqueza inaudita, tendrán que aprender a conocerse para lograr el milagro de la convivencia. Juntos, nada más es una historia viva, con un ritmo suspendido en el aire, llena de esos minúsculos dramas personales que seducen por su sencillez, su sinceridad y su inconmensurable humanidad.

Al igual que con La delicadeza, me quedé con ganas de más. Tanto que me conseguí la película que hizo Claude Berri con Audrey Tautou (que sí, que muy mona ella, con mucha fragilidad y languidez, pero ¿es que no hay más actrices francesas en el mundo, que Tautou tiene que estar como el perejil, en todas las salsas?). A los 3 minutos de película me acordé de la decepción de La delicadeza y tuve el buen tino de dejar de verla.  



Mañana, sí que sí, me pongo a estudiar.

05 enero 2013

Criaturas de la noche o el hermano malvado de Pepito Grillo

El proceso es el siguiente: Voy a la biblioteca con la intención de devolver unos libros y claro, me encuentro con decenas de estanterías repletas de volúmenes de colores, que me tientan y me prometen momentos maravillosos. Intento resistirme, pero a quién voy a engañar, al final no puedo contra ellos y sucumbo. Normalmente tres veces cada vez que voy. 

No había oído hablar en mi vida del argentino Lázaro Covedlo, pero Criaturas de la noche estaba publicada por la editorial Acantilado, que tiene cosas diferentes e interesantes, así que lo cogí. Bueno, por eso y porque había ganado el Premio Café Gijón, por qué no decirlo, qué también me influye.




Es una fábula corta y bastante sorprendente, donde se cuenta la historia de un don nadie venido a menos, Dionisio Kauffman, al que una buena noche se le instala una pulga parlante en su oído. A partir de ahí su vida se convierte en una montaña rusa, porque las directrices que la pulga le da le hacen conseguir el éxito personal y profesional, pero también le llevan por el camino de la perversión y la depravación. Todo bastante kafkiano y decadente.