03 julio 2012

Una de series - para guardar (III)

Puff, llevo más de una semana sin publicar nada. Lo sé, pero hay una explicación. No sé si buena, pero la hay. De hecho hay más de una. La primera es que he comenzado horario intensivo de verano, lo que me obliga a levantarme a eso de las 6:30 de la mañana y yo odio madrugar, no me gusta echar la siesta y me cuesta irme a dormir pronto, lo que me convierte en una zombie veraniega. La segunda es por el calor. La semana pasada hacía más calor que en el infierno y yo sin aire acondicionado ni en el trabajo ni en casa. Difícil respirar, impensable sentarme a escribir. La tercera es que tengo invitado en casa, y eso, como os podéis imaginar, supone que mi tiempo libre lo paso con él, así que todo se aúna para que no os de la lata.

Pese a todo esto, no quiere decir que durante estos días no haya estado pensando en cosas que contar, ni que no haya comenzado a escribirlas, sólo que las dejé a media cocción, en la nevera, para que no se echaran a perder. Como ha bajado el calor, y hoy tengo menos trabajo, me voy a arrancar a escribir. Quizás hasta varias entradas, así que hoy probable sesión múltiple.

El primer post va a ser la tercera, y, por ahora, última parte de mis series favoritas para guardar.  


Breaking Bad

Walter White (interpretado por Bryan Cranston o el sufrido padre de Malcom y sus hermanos) es un químico que ha acabado de profesor de instituto en Albuquerque, Nuevo México. Tiene una casa unifamiliar, un coche híbrido no contaminante, una mujer embarazada y un hijo discapacitado. Para poder llegar a fin de mes trabaja, además, en un centro de lavado de coches por la tarde. Vamos el "gran sueño" americano. Un día, tras un desmayo, le diagnostican cáncer de pulmón terminal y Walter, preocupado por el futuro de su familia comienza a pensar en qué puede hacer para amasar dinero y dejarlo de herencia. Una noche acompaña a su cuñado Hank (Dean Norris o el actor que ha aparecido en todas las series norteamericanas habidas y por haber), que trabaja en la DEA, a una redada en un local donde fabrican metanfetamina y descubre que el fabricante es un antiguo alumno suyo, Jesse Pinkman, el cual tiene un conocimiento de química bastante deficiente. Walter ve la luz y amenaza a Pinkman con delatarle si no le permite participar en su tinglado. Con sus conocimientos de química ambos fabrican una metanfetamina tan pura que se convierte en la sensación del mercado narcótico. Walter se construye una identidad ficticia "Heisenberg", con la que lleva una doble vida, y junto con Pinkman, se mete en medio de la lucha territorial de las bandas narcotraficantes tanto de Nuevo México como de México.

El tempo lento, casi poético, al ritmo del calor del desierto, la banda sonora llena de narcocorridos y de rap y hip-hop estadounidense, el humor absurdo, la violencia lírica que recuerda a la de las antiguas películas japonesas, los dos protagonistas que están espectaculares y los secundarios que no se quedan atrás, los creíbles e inteligentes diálogos, las localizaciones que escenifican, perfectamente, el tono de la serie... todo eso y mucho más la convierten en una de las mejores series que recuerdo haber visto, que consigue mantener una excelente calidad en las cuatro temporadas que tiene, hasta ahora.





Hot in Cleveland

O como la han traducido en España "Póquer de reinas", es una sitcom (vamos, la típica serie de televisión grabada en frente de público y donde se pueden oír las risas, no se sabe si reales o enlatadas) que tiene, para mí, dos grandes atractivos. Pero antes de meterme de lleno, os cuento un poco de qué va. Tres amigas que viven en Los Ángeles viajan a París: Victoria Chase, interpretada por Wendie Malick, es una actriz de culebrones de capa caída, Joy Scroggs, Jane Leeves o más conocida por su papel de Daphne en Frasier, es una inglesa que se dedica a depilar a famosas y Melanie Moretti, encarnada por Valerie Bertinelli, es una ama de casa que se divorcia y escribe un libro que se convierte en un betseller. Hay una fuerte tormenta y el avión tiene que aterrizar en Cleveland, Ohio, donde las tres descubrirán que su glamour angelino les abre muchas puertas amorosas en esa ciudad "provinciana". Se sienten tan cómodas que deciden comprar una casa y quedarse a vivir allí. La sorpresa viene cuando descubren que la casa viene con un extra, que no es otro que una anciana polaca llamada Elka Ostrovsky o Betty White, la última superviviente de las chicas de oro, que tiene una forma de ver la vida muy particular.

¿Por qué me gusta? Porque los diálogos son divertidos, porque las actrices están magníficas, sobre todo Betty White y Wendie Malick, porque se ríen de las excentricidades de los "glamourosos", porque hay situaciones que son hilarantes y porque es increíble ver la energía que tiene Betty White con 90 años. Para muestra os dejo esta breve promo.



Hay otras series que me gustaron, como Hermanos de sangre (Band of Brothers), Carnivàle (si bien es cierto que más por su estética que por su contenido), Betty la fea (la original, la colombiana)... pero eso queda para otro día.

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