20 junio 2012

La venganza de los bolsillos

Erase una vez un bolsillo que, harto de sentir cómo los humanos abusaban de él, decidió tomar cartas en el asunto. Así que fue armario por armario, percha por percha, cajón por cajón, repitiendo la misma proclama:

Queridos compañeros de sufrimiento. ¿No estáis hartos de que os sobrellenen con llaves, móviles, carteras y demás cachivaches pesados? ¿No estáis asqueados de que los humanos os utilicen como toalla para secar sus manos sudorosas o como calefación cuando las tienen congeladas? ¿No os fastidia que os usen como papeleras para acumular todo tipo de papel, en su mayor parte inservible, y que además se olviden de sacarlo cuando os lavan, con el resultado de que os quedáis con más pelo que un gato de angora? ¿No os repatea que os confundan con una hucha y se dediquen a abarrotaros con todo tipo de calderilla? ¿Nos os indigna que os metan bolígrafos que pierden la tinta, chocolatinas que se derriten, caramelos que se quedan sin su envoltura y demás asquerosidades que van en contra de todas las normas internacionales de higiene?
Si os sentís identificados con lo que oís y no estáis dispuestos a aguantar más atropellos, uniros a la ABC, la Asociación de Bolsillos Cabreados. Porque desde la ABC os animamos a revelaros y vengaros por todas las tropelías cometidas contra nosotros. Porque desde la ABC os enseñaremos cómo darles para el pelo a esos humanoides pretenciosos que nos ningunean, cuando en realidad no sabrían vivir sin nosotros. 
Y para ello os proponemos que, a partir de ahora, hagáis desaparecer todo lo que los humanos pongan dentro de vosotros. Se volverán, así, locos buscando esos preciados "tesoros" que acumulan sin orden ni concierto. Se desesperarán, se tirarán de los pelos, se darán cuenta de que con nosotros no se juega. Hasta que, finalmente, recuperemos nuestro lugar en el mundo, nuestra dignidad, nuestro orgullo. A partir de ahora la lucha comienza.

Y todos los bolsillos de pantalones, faldas, camisas y demás prendas de vestir despertaron de su letargo, dándose cuenta de que ese bolsillo tenía razón, de que todos habían estado viviendo las mismas injusticias, una y otra vez, y de que todos juntos podrían cambiar el curso de los acontecimientos. Luego, poco a poco y con el tiempo, el ardor guerrero fue desapareciendo y los bolsillos comenzaron a caer en el mismo sopor de antaño. Pero aún, de cuando en cuando, queda algún rebelde que lucha contra la opresión y cuando eso pasa, los humanos no encontramos en los bolsillos lo que te juro que lo puse ahí dónde narices se puede haber metido, que necesito esos 20€ para llegar a fin de mes. 

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