02 septiembre 2012

English? No, gracias.

Hace casi tres meses hablé sobre el examen de Cambridge al que me presenté. Lo duro que había sido porque duraba cinco horas y porque lo hice en un momento donde tenía mil cosas en la cabeza y en la agenda. Apenas un mes después me dieron la nota. Para aprobar había que obtener 60 puntos sobre 100. Yo conseguí 58. Nia, nia, nia, niaaaaaaaa.

Mañana tengo mi segunda oportunidad. Esta vez en la Escuela Oficial de Idiomas. Mismo nivel. C1. 6º curso. No he estudiado porque me da un poco igual el examen. No he estudiado porque quedarme a dos puntos de obtener el título me ha desmoralizado. No te preocupes, que la próxima vez lo sacas. Ha sido la frase que más me han repetido. Pero no tiene por qué ser así. No depende de mí. Depende de la suerte.

De las dos partes que dependían de mi estudio y esfuerzo (la gramática y la comprensión lectora), las dos las aprobé con creces. Las peores: el entender y el hablar. Pero, ¿cómo es posible que suspenda el entender cuando veo todas las películas y las series en inglés y las entiendo casi completamente?. Pero, ¿cómo es posible que suspenda el hablar cuando me he pasado días y noches con personas que no saben español, hablando de miles de temas, desde los más íntimos hasta los más culturales?.

Siento que por mucho que afile el hacha no voy a cortar más árboles. Siento que mi inglés se ha atascado hasta que vaya a vivir a un país anglófono. Siento que ha llegado el momento de nuevos idiomas. ¿Francés, italiano, euskera, alemán...? Ya veremos. Por lo pronto mañana vuelvo a tener un examen de cuatro horas y lo único que siento es una pereza enorme...

01 septiembre 2012

Y llegó septiembre...

Septiembre llegó deslizándose entre los rayos de luz, el calor, las sandalias, los helados, el olor a cloro, la arena en las toallas, el aftersun, los incendios despiadados, el pincho y el mosto en la terraza, la paella, la galbana... 

Llegó septiembre y con él la vuelta a la rutina, a la jornada laboral de mañana y tarde, a los gritos de los niños en las horas de entrada y salida del colegio, a los atascos mañaneros y vespertinos, a los comercios abiertos, a las llamadas de teléfono sin miedo a estar molestando a alguien que duerme o está en la piscina, a las clases, a la desaparición de turistas de las playas y ciudades, a la lucha del otoño por hacerse hueco y al verano por no perder su reinado, a las frutas de invierno, a las lluvias, al cambio del té helado por té caliente, a los libros de texto, a los supermercados llenos el sábado por la mañana, a las tardes de fútbol, a las nuevas temporadas de las series favoritas, a las hojas de los árboles cayendo de una en una como copos de fuego, a la recogida de la nuez y la avellana, a la berrea de los venados y ciervos en busca de novia, a la manga larga, las chaquetas de lana y los zapatos de lluvia...

Llegó septiembre. El mes de transición y de adaptación. Llegó septiembre y con él la estabilidad. Llegó septiembre y ya puedo ver, al fondo, la silueta de mis vacaciones. Llegó septiembre y soy un poco más feliz. 

31 agosto 2012

Lecturas de agosto

Pufff, cuánto tiempo que no pasaba por aquí. Y es que para mí el verano es una época de mucho estrés y el ordenador da calor y... bueno, que no me apetecía mucho escribir y punto. Sin paños calientes. Sin enmascarar la verdad. Que tampoco pasa nada porque me echéis un poco de menos. Espero que con la llegada de la rutina otoñal yo también acabe impregnándome un poco de esa rutina. Al menos literaria.

El mes de agosto se suponía que debía ser de estudio. De inglés, de las asignaturas de la UNED. El caso es que con la "obligación" del estudio llega de la mano la Procrastination. Como hacía mucho calor y eso de ponerme a limpiar como que no, me di a la lectura. Sí. Lo admito. Recaí. No pude evitarlo. Ahí tenía los libros, llamándome, tentándome con sus títulos y sus tapas de colores. No son muchos, pero me gustaría compartirlos. 

Petirrojo - Jo Nesbø

A mediados de julio fue el cumpleaños de Madre Lamb, y, consensuadamente, le regalamos un libro electrónico con miles de títulos para que durante el largo invierno cántabro pueda sentarse en el sofá, taparse con una manta y beber un café caliente mientras se deleita con historias envolventes. Vale, sí, la primera que se envolvió fui yo. Pero es que no pude evitarlo. Tenía un par de horas libres y descubrí que uno de los títulos era Petirrojo, del noruego Nesbø, que me habían recomendado por ser diferente a la archimasticada literatura negra nórdica y una cosa llevó a la otra y comencé a leerlo. 

Lo que dice la reseña de la contraportada:
Año 1944. Daniel, combatiente del frente oriental, muere asesinado en las trincheras de Leningrado. En un hospital de Viena, un soldado herido dice ser Daniel. Entre él y la enfermera Helena surge un romance. Año 1999. El investigador Harry Hole dispara por accidente a un agente de los servicios secretos durante la visita a Noruega del presidente Clinton. Harry Hole es trasladado a la policía de seguridad ciudadana, donde se le asigna la misión de comprobar la información sobre una red de tráfico de armas relacionada con círculos de viejos y nuevos nazis. 

El libro se deja leer. Como casi toda la literatura negra nórdica. Vamos, nada del otro jueves. Es una historia en la que se mezcla pasado y futuro, con el tema del nazismo de por medio, que vende mucho, con un lenguaje directo, claro, sencillo, con un protagonista de los que atraen. A los hombres porque el tipo pasa de todo, a nivel profesional y personal y quisieran ser cómo él y a las mujeres porque, de cuando en cuando, muestra su lado sensible y entonces nos sale el ramalazo cuidadora-rescatadora y dices, tú lo que necesitas es una mujer a tu lado que te haga encontrar la buena senda. ¡¡Y un jamón!!

Cuando oigo hablar de gente como Nesbø, me pregunto qué demonios he hecho yo con mi vida. Según la biografía de este portento de la naturaleza, fue un futbolista de mucho talento hasta que se rompió el tobillo, así que decidió trabajar como corredor de bolsa y periodista hasta que lo abandonó todo para escribir novelas de éxito internacional y para componer y cantar en un grupo de música pop-rock (os dejo una muestra de sus creaciones musicales que a mí me parecen más country que pop-rock, pero sólo es mi opinión). Y por si fuera poco ahora una de sus novelas ha sido llevada al cine, lo que, probablemente, atraerá la atención de Hollywood que le pagarán un pastón por los derechos de Headhunters o de alguna otra novela.

En fin, que la novela para pasar un rato en la piscina o en el sofá, sin expectativas, pues no está mal.





La tía Mame - Patrick Dennis 

Me gustan los libros que he leído de la editorial Acantilado. De hecho me gusta la estética, la encuadernación. Todo. Me dan ganas de leerlos, qué puedo decir. Yo veo la portada de La tía Mame y sin leer la contraportada ya quiero leerlo. Tiene glamour, tiene humor, tiene colores imposibles. Me encanta.


Cómo venden el libro en el libro:
Un niño de diez años queda huérfano en la poco edificante América de mil novecientos veinte y es puesto bajo la potestad de una dama excéntrica, obsesionada por estar à la page, vital, caprichosa, seductora y adorable. Junto a ella, pasará los siguientes treinta años en una espiral incesante de fiestas, amores, aventuras y diversos golpes de fortuna. El lector, atónito, suspendido entre la fascinación de advertir muchos de los risibles tics de su propia época y la carcajada explosiva de quien se ve arrastrado hacia un vertiginoso torbellino, vivirá lo cómico en todos sus registros, "desde el dickensiano hasta el pastel lanzado a la cara" (en ajustadas palabras de Pietro Citati). Y todo ello por obra y gracia de una de las tías más inolvidables que haya concebido nunca un escritor moderno, cuyo perfume sentimos flotar en el aire, con las lágrimas presentes aún en nuestros ojos, mucho después de haber cerrado el libro. 

Comienzo a leer. Uyy, qué historia más triste, aunque el protagonista la cuenta como si le pasara a otra persona. Entra en escena la tía Mame. La aborrezco durante las primeras cincuenta páginas. Qué tía más petarda. Va por la vida con unas ínfulas de muy señor mío, causando el caos, como el huracán Katrina o un elefante en una cacharrería, cambiando de parecer cada dos minutos, como una veleta. Puff, no puedo con ella, voy a dejar de leer el libro. Venga, no, que algo bueno tiene que tener. Una página, otra página, otra y, de pronto, la tía Mame ya no es tan petarda. De hecho, es una persona con mucho humor, irónica, una incomprendida en su época, excéntrica, sí, pero de una manera tierna, con muchas inseguridades, pero aún así con mucha fortaleza física y psíquica y, sobre todo, muy cariñosa y responsable con su sobrino. La adoro. Me gusta el libro. Qué raro. No va a pasar a la lista de mis libros favoritos, pero me deja buen sabor de boca.


Arthur & George - Julian Barnes 

Como me gustó El perfeccionista en la cocina decidí coger Arthur& George, porque habla de Arthur Conan Doyle, porque habla de asesinatos, de misterios, de injusticias.


Reseña resumida de contraportada (más que nada porque es un larguísima y destripadora la reseña). Mal, muy mal Anagrama:
En Great Wyrley, un pequeño pueblo de Inglaterra, alguien mata caballos y ganado, y escribe anónimos en los que anuncia el sacrificio de veinte doncellas. Hay que encontrar un culpable, y George, abogado, hijo del párroco del pueblo, es el principal sospechoso. ¿Quizá porque él y su familia son los negros del pueblo? El padre de George es parsi, una minoría hindú, convertido al anglicanismo. George es condenado, pero la campaña que proclama su inocencia llega a oídos de Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes, quien emprende su propia investigación sobre el caso. Arthur es, además, el reverso del opaco George Edalji, quien sólo quiere ser muy inglés y cree en las leyes. Arthur ya es un escritor famoso, deportista y tiene una mente abierta, incluso al espiritismo. Es un feliz moderno de su época. El caso de Edalji y la intervención de Arthur Conan Doyle, ambos verdaderos, han inspirado esta novela, sostenida por una exhaustiva investigación y por una imaginación vívida.

Lo primero que me llamó la atención es que Arthur & George es diametralmente diferente a El perfeccionista en la cocina. No dirías nunca que fue escrita por la misma persona, ni de lejos, lo cual es raro, porque, normalmente, los escritores tienen un estilo que hace que reconozcas sus escritos. Bueno, no es el caso. Lo segundo es que cuenta la historia de dos hombres de caracteres y orígenes diferentes cuyas vidas acaban cruzándose con distinto impacto y significado para cada uno. Un capítulo para Arthur. Uno para George. Uno para Arthur. Uno para George. Y otra vez lo mismo. Cada capítulo parece haber sido escrito por un autor distinto. El de George es de ritmo vivo, escrito en tercera persona pero con incursiones en la primera. Y parece que el narrador siente un aprecio especial por él. Quiere que lo veas con los mejores ojos, lo defiende.

22 agosto 2012

Erase una mujer a una nariz pegada

Cuando era pequeña leía muchos libros. De los Hollister, de Enid Blyton, los cómics de Don Micky, los de Elige tu propia aventura y, bueno, básicamente todo lo que caía en mis manos. Pero si hubo algún libro que me marcó, éste pertenecía, sin duda, a la colección de El Barco de Vapor. Me acuerdo, perfectamente, de muchas de las historias y, aún hoy en día, de cuando en cuando, me entra la morriña y releo alguno. 

Uno de esos libros es La Nariz de Moritz, de la escritora austriaca Mira Lobe. Cuenta la historia de Moritz Nope,un cartero que se constipa y que, después de un fuerte estornudo, es capaz de olerlo todo, hasta los sentimientos de las personas. Lo que, en un principio, era una novedad para Moritz, pronto se convierte en una pesadilla, porque muchas personas quieren aprovecharse de su poder y la vida se le complica. 

Me gustó la idea de que pudiera oler los sentimientos, incluso los escritos en cartas cerradas. A mis siete u ocho años, ese hecho me pareció muy sensible y tierno (ahora también, pero lo digo en bajini para no parecer demasiado ñoña). Moritz y yo tenemos algo en común y es el buen olfato (obviamente, yo lo tengo bastante menos desarrollado que él). El olor a salitre, a hierba recién cortada, a vainilla, a ropa limpia, el olor a estiercol, a perro mojado, a sudor, a gasolina. Algunos agradables, otros no tanto. Algunos evocadores, otros anodinos. Pero todos especiales, únicos.

Para mí el olfato tiene su propia memoria. Los olores conocidos me transportan a personas, momentos, sensaciones, sentimientos ya vividos. El olor a salitre me traslada a Santoña, el de gasolina a Quito, el de ropa limpia a un callejón de la calle Isaac Peral de Santander. Entiendo que el desodorante, las colonias, el ambientador... son importantes en determinados momentos, pero yo prefiero los olores no disfrazados. Me gusta entrar en las casas y olfatearlas. Cada una con su aroma. Único. Me gusta la gente que no usa colonia. ¡Pero si no huele a nada! Me dicen y yo pienso, de tanta colonia se nos está abotargando el olfato. Claro que huele la gente por sí misma. Más dulce, más agrio, más ácido, más salado... No importa que uses el mismo detergente y el mismo suavizante. Tu ropa no huele igual que la de tu pareja, la de tu vecina, la de tu amigo.

Los olores corporales son importantes, y si no que se lo pregunten a Jean-Baptiste Grenouille, el protagonista de El Perfume, que monta todo ese tinglado porque su ausencia de esencia provoca rechazo en los demás. Nos gusta estar cerca de los bebés, porque huelen bien (siempre que no hayan evacuado sus residuos). A fresco, a nuevo, a ternura. Nos echa un poco para atrás estar cerca de los ancianos, porque huelen a carne en corrupción, a naftalina. 

¿En qué es en lo primero que te fijas cuando conoces a un chico?, ¿en sus ojos, en sus manos, en su boca, en su culo? En su olor. Puede ser el chico más guapo del mundo, el más divertido, el más inteligente, el más tranquilo, que si no me gusta como huele, mis sentimientos hacia él no prosperan. Pero si me gusta, me tendrá medio conquistada. Y no tiene nada que ver con la colonia o el desodorante que use. 

Aún me acuerdo del espectacular olor de un hombre con el que coincidí hace 15 años en un vagón abarrotado del metro de París. Y ese recuerdo es más nítido que todos los monumentos que vi. ¡Qué pena que haya aromas que no se puedan embotellar!

10 agosto 2012

Lo olvidé de tanto escucharlo

Esta mañana, viniendo para el trabajo he escuchado un Remix con canciones del año de la polca que, a pesar de haber escuchado machaconamente, en su día, durante semanas, e incluso meses, había relegado al fondo del armario que es mi memoria. Así que decidí hacer un proceso de rememoración y sacar de entre la bruma del olvido, algunas de esas canciones y grupos que eran la caña en el periodo de mi adolescencia, pero que pronto cayeron en el olvido. 

1.- 4 Non Blondes - What's up



2.- Spin Doctors - Two Princes


3.- Natalie Imbruglia - Torn


4.- DJ Kun - Ponle Sabor


5.- Viceversa - Ella


6.- Kriss Kross - Jump


7.- Australian Blonde - Chup Chup


8.- Tasmin Archer - Sleeping Satellite


9.- Eiffel 65 - Blue



10.- The Cardigans - My favorite game


11.- Big Fun - Blame it on the boogie (ni el grupo ni la interpretación de esta canción son para tirar cohetes, de hecho son muy malos, pero la coreografía no tiene desperdicio).


12.- Javier Álvarez - La edad del porvenir
13.- Big Mountain - Baby, I love your way


13.- Ace of base - Don't turn around


14.- Los limones - El canto de la sirena


15.- Crowded House - Weather with you



16.- Nek - Laura no está


17.- Molotov - Gimme tha power


18.- Hooverphonic - Mad about you


19.- Andru Donalds - Mishale


20.- Melopea - Bajo el sol (como el grupo es cántabro, en Cantabria se escuchaba por todos los lados, pero no sé si fue muy oída la canción en el resto de España. La letra horrible y machista a más no poder).


08 agosto 2012

Cómo darle una pastilla a un gato

Cada vez que Ojos Amarillos me dice que tengo que darle una pastilla a Calcetines me pongo a temblar. Y es que pocas cosas hay más complicadas que hacer que Calcetines se trague una pastilla. ¡Qué digo que se trague! Que se acerque a ella. Parece que las huele (seguro que sí) y da igual lo que haga o cómo las camufle que él sigue en sus trece. Por alguna extraña razón tendemos a sentirnos especiales, tocados por algo divino o vete tú a saber qué. Creemos que las cosas sólo nos pasan a nosotros y tendemos a sentir una mezcla de satisfacción por nuestra unicidad y de vergüenza por creernos raros.

Bueno, el caso es que yo pensé que eso sólo me pasaba a mí o más bien a Calcetines. Lo de la pastilla, no lo del egocentrismo. Nada más lejos de la realidad y para muestra estas recomendaciones de Antonio Burgos recogidas en su libro Gatos sin fronteras, sobre cuáles son los pasos que hay que dar para que un gato trague una pastilla. Espero que os saque una sonrisa como a mí. 

1- Coger el gato en vuestros brazos como un bebé. Poner el índice y el pulgar derecho a ambos lados de su boca y con cuidado aplicar presión en los carrillos mientras sujetáis la pastilla en la mano izquierda. Según abra la boca, meter la pastilla rápidamente y dejar que el gato cierre la boca y se la trague. 
2- Recoger la pastilla del suelo y el gato de detrás del sofá. Repetir el proceso inicial.
3- Coger al gato de debajo de la cama y tirar la pastilla lamida. 
4- Coger una nueva pastilla y al gato con el brazo izquierdo sujetando las patas traseras fuertemente con la mano izquierda. Forzar a que abra sus mandíbulas y empujar la pastilla al fondo de su boca con el índice derecho. Mantenerle la boca cerrada diez segundos. 
5- Recoger la pastilla de la pecera y al gato de encima del armario. Buscar ayuda de otra persona. 
6- Arrodillarse en el suelo con el gato atrapado entre vuestras rodillas. Sujetarle las cuatro patas firmemente, ignorando sus gruñidos. La otra persona debe sujetarle la cabeza firmemente e introducir una regla de madera en la boca del gato. Soltar la pastilla a lo largo de la regla y agarrar al gato del cuello para que trague. 
7- Coger al gato del rail de las cortinas. Coger otra pastilla y apuntar en la lista de la compra una regla y unas cortinas. Barrer los cristales del jarrón que había en la mesa. 
8- Envolver al gato en una toalla dejando sólo su cabeza visible y echaos encima de él. La otra persona pone la pastilla en una pajita y fuerza con un lápiz una apertura en la boca del gato mientras sopla la pajita como una cerbatana. 
9- Comprobar el prospecto para ver que la pastilla no es dañina para los humanos. Beber un vaso de agua para quitarse el mal sabor. Poner una tirita al ayudante en el brazo y limpiar la alfombra de sangre. 
10- Ir a buscar al gato a casa del vecino. Coger otra pastilla. Meter al gato en el armario dejando sólo la cabeza fuera sujeta con la puerta. Abrirle la boca con una cuchara y lanzar la pastilla dentro de su boca con una goma. 
11- Buscar un destornillador para arreglar las bisagras. Ponerse hielo en la mejilla y comprobar cuando fue la última inyección antitetánica. Tirar la camiseta a la basura y coger una nueva del armario. 
12- Llamar a los bomberos para bajar al gato del árbol. Pedir disculpas al vecino que se chocó contra la valla para esquivar al gato. Coger la última pastilla del paquete. 
13- Atarle al gato las cuatro patas a la mesa del comedor. Ponerse los guantes de trabajo. Meter la pastilla al gato dentro de un trozo de filete. Sujetarle la cabeza y echarle medio litro de agua hasta que trague. 
14- Pedir ayuda para ir a urgencias. Esperar mientras nos dan los puntos en dedo y antebrazo y nos quitan los restos de pastilla del ojo. Parar en la tienda de muebles de camino de vuelta a casa para comprar una mesa nueva. 
15- Llamar a la Asociación Protectora de Animales para que busque una casa nueva para el gato… 

07 agosto 2012

Reflexiones sobre la almohada - Primera parte

La almohada. Ese objeto cotidiano que puede hacer que nuestra noche de descanso sea todo un placer o un verdadero infierno. Las primeras almohadas (palabra que heredamos del árabe y cuya raíz viene de mejilla), de las que se tiene constancia, fueron encontradas en una tumba del Antiguo Egipto. ¿Y quiénes tenían tumbas donde metían todo el ajuar y alguna cosa más como instrumentos musicales, mascotas, esclavos, etc...? Pues la clase alta. Rica. Noble. Y ésto, que nos puede parecer una cosa ridícula y prehistórica, porque ahora todo el mundo puede "disfrutar" de una almohada, no lo es tanto. 

Por ejemplo. Te vas de vacaciones, a un albergue, hostal u hotel de precio medio y al día siguiente llega la típica pregunta ¿qué tal has dormido? Pues bien, pero la almohada era demasiado alta, baja, dura, blanda... ¿qué puedo decir? Incómoda. Vamos, ¡que he dormido fatal! Te vas de vacaciones, a un hotel de cuatro o cinco estrellas, de los caros, y cuando llegas a la habitación, encima de la mesilla de noche tienes una carta de almohadas (de plumas, de latex, memory foam, antirronquidos, para las cervicales, para embarazadas, hipoalergénica,...)  para que les pidas lo que desees o necesites, porque lo importante no es que duermas sino que descanses. Y además que descanses bien. No hay color. 

Pero además de facilitar nuestro descanso, la almohada tiene innumerables usos entre los que se encuentran los siguientes:


Psicoterapeuta 

¿Tienes un problema? Consúltalo con la almohada. ¿Tienes que tomar una decisión? Consúltalo con la almohada. Y es que la calma y la confianza que nos da nuestra cama, justo en el momento antes de dormir, (o en el que sustituye al dormir, lo que es más habitual en estos casos) es ideal para poder pararnos y pensar concentrados en esa preocupación que nos lleva zumbando en la cabeza todo el día. Pero es que la almohada no me contesta. Pues igualita que un psicoterapeuta. ¿O no dicen que el buen psicólogo no es aquél que te da respuestas sino el que te ayuda a que tú las encuentres? A falta de dinero, buenas son las almohadas para los problemas mentales. 


Paño de lágrimas

Mal de amores, discusiones con pareja, familia o amigos, mal día en el trabajo... Lo habitual no es que digas buaaaaa, que triste que estoyyyy, o que agobiadaaaa, o que injusta es la vidaaaaa sentada en la mesa de la cocina o de pie mirando por la ventana. No, lo normal es que te tires en la cama, te abraces a la almohada y sueltes toda la tristeza/mala leche/agobio en forma líquida. Si lloras en su justa medida te quedas con un alivio y un desahogo increíble. Si te pasas, te quedas con un dolor de cabeza que no ves el momento de que te traigan un paracetamol mientras tú te aferras a tu almohada como si fuera una boya en el mar. 


Novio

Tu pareja no está, o no tienes pareja. Te metes en la cama, grande, pequeña, mediana, da lo mismo, y te sientes sola. Necesitas compañía, necesitas sentir un cuerpo caliente al lado tuyo y no tienes perro, ni gato (yo no me quejo que tengo a calcetines que a veces hace, incluso, las veces de almohada) y lo de abrazar a un peluche te da hasta vergüenza con tu edad, así que echas mano de la almohada. Es blandita, es caliente, no se mueve, ni se queja porque se le duerme el brazo, le puedes poner el olor que más te guste (no devuelve el abrazo, ni acaricia, ni te habla, ni te dice cosas bonitas, pero no nos vamos tampoco a poner exquisitos)... Es la almohada novio. La de la foto es profesional, pero una normalita también cumple su cometido.  


Juego

¡¡Guerra de almohadaaaaaas!! ¡Zas! Y ahí empiezan las risas, el jolgorio, la estrategia, los golpes, el dolor, el engaño... Y a mí siempre me han dado envidia esas batallas campales con almohadas de plumas donde, al final, una de las almohadas se rompe y todas las plumas salen volando como copos de nieve. Hermana Lamb, ¿te hace una guerra de almohadas? Ni se os ocurra, se oye la voz de mi madre desde vete tú a saber dónde. ¿Tú sabes cuánto vale una almohada de plumas? ¿No? Pues un ojo de la cara. Y además, como las rompáis yo no pienso recoger las plumas. ¿Me habéis oído? Sí, mamá.


Calefactor

El ser humano pierde calor por la cabeza. El pelo da calor. Cuanto más pelo, más calor. Esos son hechos universales. Yo desearía que existiera una almohada con ventilación incorporada (aunque creo que ya está inventada y se llama chillow, pero vete tú a saber dónde se compra eso), porque yo me paso todo el verano y parte del invierno tratando a la almohada como si fuera una tortilla. Almohada caliente, la doy la vuelta. Almohada caliente, la doy la vuelta. Todo el tiempo buscando el lado frío. Un sinvivir. Y ya no hablo de la gente que suda por la cabeza y deja la almohada como si fuera un lago, porque eso, a parte de ser incómodo, debe ser desagradable a más no poder.



Acupuntura

¡Oh! Yo quiero una almohada de plumas, que es muy elegante y tiene pinta de ser muy blandita y cómoda. Hola, buenas, querría una almohada de plumas. ¿De plumas o de plumón? ¿Cuál es la diferencia? El plumón viene del pecho de las ocas, es más suave, más ligero, de más calidad. ¡Ah! Pues de eso, de plumón. Perdone, este número de aquí qué es, ¿la referencia? ¿Cómo que el precio? Pero que son ¿ocas con pedigrí o qué? Bueno, mejor deme la de plumas, que seguro que a parte de en el bolsillo no notaré la diferencia. ¡Ja! Te echas a dormir en tu superalmohada de plumas recién estrenada y de pronto notas un pinchazo en la nuca. ¿Me ha picado un mosquito? No me lo puedo creer, si estamos en noviembre. Vaya mierda lo del cambio climático. Pues no, es el cálamo de la pluma que se ha salido por entre la tela (para los curiosos deciros que el cálamo es la parte dura con la que se escribía antes) y está dispuesta a estropearte el placer, el descanso y el sueño. 

Hay almohadas para todos los gustos y cada persona tiene el suyo propio, por eso nunca he entendido cómo hay gente que duerme con esas almohadas de cama de matrimonio kilométricas, que no se pueden abrazar, ni achuchar, ni mover, ni adaptar a tu cuerpo, ni nada porque si no molestan al acompañante del sueño. Lo dicho. Incomprensible.

Hay mil cosas que contar sobre la almohada, pero como esto se está haciendo muy largo lo dejo para otro día. ¡Dulces sueños!

03 agosto 2012

Japón: El extraño país

Como ya he dicho en alguna ocasión, este año no tengo vacaciones, pero eso no quiere decir que no sueñe con ellas. De hecho, creo que sueño más que si las tuviera, pero ese es otro tema. 

Uno de los lugares que me gustaría conocer algún día es Japón. Más allá de que me apasione el sushi, siempre he tenido curiosidad por la cultura nipona. No es una curiosidad obsesiva en plan ir vestida con uniforme de colegiala, peinar trenzas, llevar los últimos cachivaches tecnológicos y posar ante la cámara haciendo la uve de victoria. Tampoco es una curiosidad obsesiva del tipo veo películas anime y leo cómics manga a todas horas. Es más bien que me gusta, de cuando en cuando, ver películas de allá (no tienen por qué ser de animación. De hecho, salvo las de Miyazaki, no lo son), conocer tradiciones ancestrales y peculiaridades actuales, disfrutar de la música que hacen los grandes compositores japoneses instrumentalistas... No sé, una cosa comedida. 

El caso es que, de pronto, me he topado con este vídeo que quiero compartir. Es un proyecto, para la tesis final, de un estudiante japonés que se hace llamar (o se llama) Kenichi, que según sus propias palabras ha querido hacer el vídeo desde un punto de vista occidental para que los japoneses se den cuenta de que no todo lo que pasa en Japón es tan normal. Así, y dado que el autor es japonés, el vídeo es una visión humorística de los estereotipos de los japoneses en el exterior, una crítica sobre la escasa responsabilidad que muestras hacia algunos aspectos como el de la ecología, un repaso a los iconos de su cultura... 

El vídeo está en inglés (hay una versión japonesa que aunque muy interesante mi desconocimiento de esa extraña lengua hace que me pierda parte del mensaje, para que nos vamos a mentir) y aunque normalmente lo traduzco, como es muy largo y los gráficos están muy bien y muy universalmente hechos, lo dejo tal como está. 

Disfrutad del vídeo, del fin de semana, y de las vacaciones si las tenéis. 




02 agosto 2012

Descubrimientos musicales II

Bueno, ya estoy aquí con la segunda parte de mis últimos descubrimientos musicales y me he dado cuenta de que lo mucho que me siento atraída por la música de otros países (otro día pongo descubrimientos de grupos menos occidentales, con un ritmo y una sensibilidad especiales). Debe ser mi particular manera de viajar y conocer otras culturas. No sé.

Annie you save me de Grafitti6: A este grupo londinense, que lleva poquito en la carretera, lo clasifican como pop-rock indie con leves toques de soul. Vamos, lo que se conoce como un pupurrí. La canción me gusta porque tiene cambios de ritmo, porque me la descubrió y me la dedicó un amigo muy querido y, por qué no decirlo, porque sus componentes no están nada más (el cantante Jamie Scott es el típico mocetón sanote, con buen pelo (por ahora), buenos músculos y ojos azules, pero yo soy más del batería (cuyo nombre no encuentro por ningún lado). Sé que a más de una le gustaría ser la tal Annie, aunque tuvo que pasar lo suyo con el mocetón, tal y como cuenta aquí



That man de Caro Emerald: Esta cantante holandesa sólo tiene un disco que sacó a principios de 2010 y que a mí me encanta. Entiendo que este tipo de música no le guste a todo el mundo (jazz, swing, blues, tango...) pero yo cierro los ojos y me siento envuelta en esa atmósfera de los años 40. Esos vestidos, esos peinados, esa música de olvidémonos de todo y bailemos sin pensar en lo que pasa fuera de este local, esos veranos en la Costa Azul o en cualquier otra costa con las cabinas para cambiarse de tela o madera a rayas, esos malecones llenos de barquilleros... A parte de todo esto, lo que me gusta de esta canción, cuya letra podéis consultar aquí, es que la mujer tiene sentimientos encontrados respecto a una relación con un hombre que le atrae pero al que no quiere, y que, probablemente, no le conviene. 


Je veux de Zaz: Otra cantante, esta vez hispano-francesa, también de jazz, aunque esta canción no es muy de jazz. La canción es optimista, es retadora, es inconformista, es soñadora. El ritmo es alegre, jocoso, incluso y aunque yo no soy mucho de voces desgarradas (de esas que cuando las escuchas te dan ganas de darle un caramelo halls al cantante) la suya me gusta. Espero que sepáis un poco de francés para entender la letra que os dejo aquí



Little Talks de Of monsters and men: Seguimos en Europa, pero nos vamos al norte, a la remota Islandia, con esta banda de reciente creación. De la canción me gusta el ritmo, el hecho de que ella parezca una cantante profesional, pero él parece que está en un karaoke o que le han pegado su voz a la canción.  Me han dicho que han corregido eso para exportarla a EE.UU. Una pena. Me gusta el vídeo, con ese histriónico folclorismo vikingo. Me gusta el grito que pegan en el estribillo y me gusta la letra, que podéis leer aquí, que habla sobre el paso del tiempo, sobre los miedos, sobre la pérdida de nuestras habilidades cognitivas y sobre la necesidad de que haya alguien que te acompañe durante esos momentos en los que te sientes perdido.   


Per dimenticare de Zero Assoluto: Y ahora rumbo al sur, a Roma, Italia, con este dúo de italianos guapos pero no espectaculares (hummm, me gusta, me gusta) que me han hecho conocer (y valorar) la música italiana más allá de Rafaela Carrá o de Eros Ramazzotti (con todo el respeto a ambos). He elegido esta canción pero podría ser casi cualquiera de las que conozco (Magari meno, Semplicemente, Mezz'ora... La letra la tenéis aquí, y yo no es que sepa mucho italiano (cosa que tendré que corregir), pero creo que dice algo así como que se tendrá que olvidar de la chica a la que quiere porque, aunque él no lo entiende, ha decidido casarse con un tipo y caer en la rutinaria y aburrida vida de esposa por amor. Aunque creo yo, que si él fuera el marido probablemente no estaría pensando en que a ella le esperaba una vida de rutina y aburrimiento (cuánto poder le dan a un mísero papel firmado).   


O dejo que me voy a bailar un poco, con Zero Assoluto, mientras cocino. ¡¡Ciao!!

01 agosto 2012

Descubrimientos musicales I

De mi madre he heredado mil cosas buenas, pero una que más me gusta es mi vena musiquera (está claro que viene de mi madre porque mi progenitor lo de la música lo lleva fatal). Cuando era pequeña, y los viajes eran interminables, mis padres se tiraban de los pelos porque yo, no sólo no me dormía, sino que además no callaba ni bajo el agua (los que me conocen afirmarán que ahora es lo mismo, pero sólo tenéis que preguntarle a mi madre para saber que antes era muuuuuucho peor). Tal era mi verborrea que mi padre estuvo, incluso, a punto de pedirle a Bayer que le patrocinara los viajes debido al alto consumo que hacía de sus productos... 

En fin, el caso es que cuando me regalaron mi primer walkman (con apenas 7 años) y la música atrapó toda mi atención, mis padres respiraron tranquilos. Porque podían hacer 6 horas de viaje con un lirón (léase mi hermana que se quedaba dormida al minuto uno de montarse en el coche y se despertaba cuando estábamos a punto de llegar al destino) y una niña que callada miraba por la ventana. Aún recuerdo cómo mi madre me preparaba una pequeña mochila con el walkman, varias cintas, pilas de sobra, porque aquellos aparatos las devoraban, y un bolígrafo para rebobinar las cintas y no gastar las carísimas pilas. Hasta que me compraron una cadena de música y pude empezar a grabar de la radio, las cintas que escuchaba era las que escuchaba mi madre de adolescente: Mari Trini, Atahualpa Yupanqui, Chicago, Umberto Tozzi, los Sirex, los Bravos... Vamos, lo normal para una niña de 7 años. 

Como podéis imaginaros, con estos antecedentes musicales he acabado escuchando música bastante heterogénea e inusual. Rara, dirían algunos. Yo no soy muy de ser fan, y el seguir grupos a pies juntillas pues no es lo mío. Yo soy más de canciones. Canciones que por el contenido, el tono de voz o el momento y el lugar en el que me encuentro, me muevan algo dentro de mí. 

Mis últimos descubrimientos de este tipo de canciones, que oigo y oigo hasta que aparece otra para sustituirla son:


Somebody that I used to know de Gotye: La voz de este cantante belga-australiano recuerda bastante a la de Sting (de hecho el ritmo de la canción recuerda al cantante británico). A parte del ritmo, me gusta lo que cuenta, que es sencillo, pero muy habitual en las relaciones de pareja. No voy a colgar las letra, porque este post se haría eterno, pero si tenéis curiosidad está aquí



Run run run de Celeste Buckingham: Con mis magníficos conocimientos de eslovaco, he podido concluir que esta adolescente de 17 años es eslovaca y participó en Česko Slovenská SuperStar, el OT para la República Checa y Eslovaquia. Me gusta su voz y me gusta la canción porque me sube el ánimo inmediatamente y me inspira ponerme a bailar y saltar allá donde me halle. Como ha tenido la visión de cantar en inglés, si os interesa lo que dice, la letra aquí





As it seems de Lily Kershaw: Esta cantante es de Los Ángeles y si os gusta la canción no busquéis más porque aún no ha conseguido sacar disco y ésta es la única que tiene. Es un poco ñoña y lenta, y se pone un poco filosófica con el tema de mirar para atrás en la vida y eso, pero a mí me relaja. Es como un mantra. La letra aquí


Lonely Boy de The Black KeysEste grupo es de Ohio y la verdad es que me gustan casi todas las canciones de su disco El Camino. La letra, que podéis ver aquí es un canto a la autoflagelación y la autocompasión y la verdad es que por ese Camino no me extraña que la persona que amas te tenga esperando, pero al oírla dan ganas de saltar por toda la casa


Summertime Sadness de Lana del ReySé que ya todo el mundo conoce a esta cantante (que aunque sea de Nueva York da la impresión de pertenecer a un parque de caravanas de Kentucky) de voz perezosa y aspecto de diva en decadencia, pero esta canción no es la más conocida del disco (el cual me gusta casi entero, también, aunque como se oye por todos los lados acabaré por cogerle manía). Me gusta escuchar su voz lánguida cuando estoy escribiendo o estudiando. Me ayuda a concentrarme. Sus letras son un poco preocupantes, ya que parece que fue un caso típico de servicios sociales y que tiene un complejo de inferioridad con los hombres que no puede con él, y si no juzgar vosotros mismos. Aquí tenéis la letra. 



Había pensado hacer sólo un post de este tema, pero como se me han acumulado las canciones y me estoy alargando más que un boomer, habrá una segunda parte. Por cierto, se aceptan aportaciones de canciones que para vosotros sean especiales. Así aumento mi discoteca. 

31 julio 2012

Bermellón

Esta mañana estaba haciendo limpieza digital cuando me encontré con este relato, que presenté a un concurso cuando estaba en el instituto. Hacía años que le había perdido la pista y pensé que iba a ser peor, pero dado que tenía apenas 17 años, cuando lo escribí, no está tan mal. Muy mejorable, pero no tan mal. Era mi etapa de experimentación con el estilo y, es curioso, pero es más yo de lo que pensaba. Quizás es verdad que las personas no cambiamos.


Bermellón

Lo hago, lo voy a hacer, tengo que hacerlo, Dios te salve María, no sé por qué todo me pasa a mí, tengo que hacerlo, Dios te salve María, yo no tuve la culpa, ella tuvo la culpa, fue ella, no yo, Dios te salve María, cómo iba a salir a la calle, todos lo sabían, menos yo, yo la quería, la muy zorra, nunca le faltó de nada, se lo di todo, ya me lo decía mi madre, Dios te salve María, y parecía tan buena, tenía que haber hecho caso a mi madre, ya me lo decía, las mujeres tontas, no tengo miedo, soy muy macho, hago lo que haga falta, Dios te salve María, las tontas son las que menos problemas causan, yo no soy un cobarde, no como otros, ya me lo decía mi madre, ese sí era un cobarde, a escondidas lo hacía todo, y parecía tonto, Dios te salve María, y qué iba a hacer yo, tengo que hacerlo, por qué todo me pasa a mí, ¿quedarme mirando?, ya me lo decía mi madre, las tontas no causan problemas, qué cara pusieron, ja, ja, ja, lo que me pude reír, y no se lo esperaban, ja, ja, ja, Dios te salve María, mierda, cómo sigue esto, Dios te salve María, Dios te salve María, ah, ya sé, Dios te salve María, llena eres de gracia, y Pablito cómo se quedó, siempre fue muy feo, ja, ja , ja, qué feo era, no llegarás a nada, ¿quién dijo eso?, no me acuerdo, pero da igual, se equivocaba, ja, ja, ja, mira que era feo Pablito, y qué dientes tenía, ¡cómo le llamaban?, ¡ah, sí!, el ratón de Betanzos, ja, ja, ja, qué chiste, el ratón de Betanzos.
El aire que entraba por la ventana hacía flotar las cortinas, y a pesar de eso, un calor pegajoso inundaba el dormitorio. La habitación era de grandes dimensiones, aunque sencillamente decorada.Al fondo había una puerta que daba a un cuarto de baño. Los rayos matinales iluminaban la estancia a través de un ventanal, en un rincón se encontraba una bañera de aspecto delicado; gotas de agua resbalaban aún por los azulejos de la pared. Al lado del baño estaba la puerta del armario. Multitud de trajes, tanto de hombre como de mujer, estaban pulcramente colgados; debajo había varios pares de zapatos. En la parte superior estaban cuidadosamente colocadas media docena de cajas de cartón de diferentes tamaños. En una esquina de la espaciosa habitación un pequeño comodín lleno de frascos hacía las veces de tocador, un jarrón con crisantemos descansaba sobre una pequeña mesa de mármol rosa, al lado de una fotografía con marco de plata. En la foto una mujer y un hombre se abrazaban sonrientes. La mujer tenía  una belleza exótica. Era morena, con el pelo rizado y los ojos claros, el hombre era atractivo pero sus rasgos duros le daban un aspecto amenazante. La mesita se encontraba a un lateral de la cama. Ésta era grande, de matrimonio, rematada con un sobrio cabecero de madera oscura. Sobre la arrugada ropa de cama yacían dos cuerpos desnudos, inmóviles. Todo estaba cubierto de sangre, de una sangre espesa, pegajosa, de color bermellón. Una mosca revoloteaba alocadamente sobre la cama.
-          ­¿A qué hora calculas que fueron asesinados?
El inspector Alonso observaba sin interés cómo realizaba su trabajo el equipo forense.
-          A pesar del calor yo diría que sobre las diez y media.
El forense era un hombre bajo y rechoncho que tenía la camisa manchada de sudor, un sudor que le corría a raudales por la frente.
Una corriente de aire entró en la habitación con la llegada de un joven de aspecto atlético. Era el inspector Marco.
-  Buenas tardes a todos. A ver qué tenemos aquí. Humm, una escena conmovedora, ¿quiénes eran?- preguntó Marco mientras se acercaba a la cama tapándose la nariz con un pañuelo.
- La mujer se llama Victoria Blanco, era la esposa del empresario Fernando Altea. El hombre es Pablo Jiménez, amigo de Altea, y, al parecer, algo más de su mujer – respondió Alonso asomándole una sonrisa burlona en su cara.
-   ¿Cómo murieron? – le preguntó Marco interesado.
-   Fueron disparados con un arma de pequeño calibre. Yo me decanto por un 22 pero tengo que examinarlo a fondo. Ella tiene un tiro en la nuca y dos en el cuerpo. En la espalda, por lo que lo más seguro es que se encontrara encima de él cuando ocurrió. El hombre recibió dos disparos en el abdomen, desde poca distancia, una de las balas encontró la salida a la altura del riñón.
-   ¿Han localizado al marido?
-    He llamado a su despacho y me ha dicho su secretaria que hoy no ha ido a trabajar. Estaba extrañada porque asegura que es la primera vez que falta desde hace años.
-   Imagino que el hombre se lo olería. Fingiría que iba a trabajar y, tras ver cómo entraba su amigo, subió y les pilló en medio del acto. Vamos, un caso claro de asesinato pasional.
-   Al parecer Altea era un hombre agresivo; su mujer había presentado una denuncia hace unos meses por malos tratos, pero la retiró.
-   Llama a la comisaría y pide que cursen una orden de busca y captura. Que vigilen el aeropuerto, la estación de tren y la de autobuses. Manda una foto a todos los hoteles de la ciudad y de la zona por si se quisiera registrar con nombre falso. ¡Ah!, manda una descripción del coche y la matrícula a los agentes de carretera e investiga en todas las agencias de alquiler de coches, seguro que intentará salir de la ciudad.


Ja, ja, ja, siempre fue muy tonto, aunque claro, aquí el único tonto he sido yo, ya me lo decía mi madre, las mujeres cuanto más tontas mejor, vaya vista, no me había dado cuenta, Dios te salve María llena eres de gracia, subo una pierna y paso por encima la otra, yo siempre he estado en buena forma, no mires para abajo, no mires para abajo que es peor, no tengo miedo, yo soy muy macho, Dios te salve María llena eres de gracia, esta barandilla resbala, qué calor tengo, Dios te salve María, me sudan las manos un horror, y ¿por qué me voy a tirar?, pues ahora no me tiro, esta barandilla resbala mucho…

30 julio 2012

Cuando tu futuro depende de una gota

En 1910 entró en vigor en el estado de Tennessee (EE.UU.) una ley que comúnmente se denominó como la Regla de una Gota. Posteriormente, con la aprobación de la Ley de Integración Racial de 1924, otros estados, como el de Virginia, comenzaron a aplicarla también. Esta ley establecía que cualquier persona que tuviera una sola gota de sangre negra en su cuerpo sería considerada de raza negra (más tarde lo ampliaron a una gota de sangre de nativo americano).

Lo que actualmente es, claramente, una estupidez como la copa de un pino (pobre pino y pobre copa que no entiendo por qué les tachan de estúpidos) en aquella época era, además, un castigo social. No está de más recordar que hasta 1970 en EE.UU. regía la segregación racial, lo que significaba que si eras considerado negro sólo podías ir a colegios de negros, a hospitales de negros, a baños de negros, sentarte en los asientos del autobús para negros (o directamente tener que quedarte de pie), comer en restaurantes para negros, no tenías derecho a voto... Lo que derivaba en altas tasas de desempleo, de pobreza y mayor vulneración de tus derechos (básicamente si un blanco pegaba, robaba o mataba a un negro solía salir impune del castigo). Con estos antecedentes, renegar de tu tatarabuelo/a de origen africano parece más una cuestión de supervivencia que de racismo.

Hoy en día, esta ley está derogada, pero el concepto que bajo ella subyace, la llamada hipodescendencia, sigue vigente, no sólo en el censo de EE.UU. [por favor, échadle un vistazo a las preguntas, donde lo primero que hacen es preguntarte si eres de origen español o latino y, luego, a partir de ahí tienes que especificar de qué raza eres (negro, blanco, japonés, vietnamita, samoano... increíble pero cierto)] sino en el imaginario colectivo de la gente. De la gente de todo el mundo, no sólo de Estados Unidos, que no es plan de colgarle a ellos el sambenito porque en esta procesión cada cual aguanta su vela.

A partir de la década de los 60, con el surgimiento del movimiento Black Power, la comunidad afrodescendiente comienza a reivindicar el orgullo de su color de piel y, ahora, ese orgullo es utilizado por algunas personas para darle mayor promoción a los logros conseguidos. Pongamos dos casos que todo el mundo conoce.

Primer caso. Barack Obama, el primer presidente negro de la historia de los EE.UU. Esto que todos hemos oído, se nos ha vendido como un hito, como un logro contra el racismo y la discriminación. Bueno, pues supongo que ya sabréis que Barack Obama NO es negro. No digo que no sea negro de color de piel (aunque conozco a algunos que han pasado por solarium que son bastante más morenos) sino que no es negro de "raza" (luego me meto con este asunto que no creáis que no tiene miga). Su padre era un africano (keniata, para más señas), con la piel bastante oscura, para qué mentirnos, pero su madre era una estadounidense blanca. Y dado que en su ADN tiene el mismo peso que sea blanco que que sea negro, el considerarlo de una u otra forma es erróneo y despectivo (para la "raza" que se deje de lado, por ejemplo).

Segundo caso. Halle Berry, la primera actriz negra en conseguir un Oscar a la mejor interpretación femenina protagonista. Sí, el padre de la señora Berry es afroamericano, pero esa señora con pinta de guiri, que aparece con ella durante el acto de premiación de los oscar, es su augusta madre. Y sí, como podéis ver es blanca, así que el origen étnico de la actriz no es tan categórico como nos lo han transmitido.

Tradicionalmente, en España, a las personas con mezcla étnica se les denominaba mulatos, mestizos, zambos... dependiendo de las etnias de origen. Pese a que mestizo es el resultado de la unión de un/una indígena y un/una blanca, si hay que utilizar algún término que incluya todos los cruces étnicos, mejor usar ése, que parece que es el único que no es despectivo [mulato (persona cuyos progenitores son uno/a blanco/a y otro/a negro/a) viene de mula que es el cruce de caballo y burro y zambo (persona cuyos progenitores son uno/a indígena y otro/a negro/a) viene del nombre de una clase de mono que vive en el continente americano]. Así que, ¿por qué no identificarse como mestizo en lugar de negro o blanco? Porque, aunque parezca mentira, existe la creencia de que el mestizo es inferior al blanco, negro o indígena. Porque no es puro. La gente se niega a ser reconocida como mestizo y, por eso, elige entre los orígenes étnicos que tiene el que mejor cree que le representa en detrimento del otro o de la mezcla.

¿Y por qué Barack Obama y Halle Berry han reclamado su origen africano a la hora de identificarse? No tengo constancia de que ninguno se haya proclamado al respecto, pero lo que sí está registrado es, que en el caso de Obama, cuando comenzó su andadura política, andaba escaso del apoyo de la población afroamericana. El motivo parece ser que fue porque, tras el divorcio de sus padres, Obama se fue a vivir a Hawaii, con sus abuelos maternos, blancos, con los que se crió en un entorno blanco. Ergo, para los negros Obama era blanco. ¿Cómo ganarse el apoyo de la población afrodescendiente, en particular, y de las minorías en general? Reivindicando su origen afroamericano (término muy directo y acertado en su caso dada las nacionalidades de sus progenitores). En 2008, cuando consiguió la presidencia de Estados Unidos, Obama contaba con el respaldo del 79% de los "no blancos", que en el caso de la población negra subía al 91%. Teniendo en cuenta de que en EE.UU. las minorías constituyen más del 36% de la población total (unos 110 millones de habitantes), que te apoyen casi el 80% es mucho apoyo. Y, por si eso fuera poco, su eslogan fue: "Yes, we can" We: estadounidenses. We: afrodescendientes. We: minorías étnicas.

En 1998, la Asociación de Antropólogos Americanos (más bien estadounidenses, que son muy de expandirse ellos) publicó un manifiesto en el que se posicionaban sobre el tema de la raza. En él, declaraban que no existe ningún fundamento biológico que determine que el ser humano se divida en razas. Sino que éstas fueron un mecanismo social, creado en la época colonial, para referirse a todas las poblaciones que no fueran las europeas blancas. Como lo más distintivo es el color de la piel, la raza se estableció según este criterio (blanco, negro, amarillo, rojo...). Y con el establecimiento de la raza llegó el establecimiento del valor y estatus del individuo dentro de la sociedad.

El color de la piel es un fenotipo, un rasgo físico, tan importante biológicamente, como el tener el pelo rubio, castaño o negro, los ojos verdes, azules o marrones, el cabello liso, ondulado o rizado, las fosas nasales grandes o pequeñas (una cuestión de adaptación al aire seco y caliente del desierto o frío y húmedo de la zona helada fundamentalmente) o ser alto, bajo o de mediana estatura. Así que creo que determinar que una persona es mejor o peor, tiene más o menos derechos, más o menos inteligencia o más o menos oportunidades por un aspecto tan nimio como el color de piel, no sólo es de una soberbia increíble, sino de una necedad supina.