30 julio 2006

He vuelto...

Mil perdones porque sé que hace quince días que no escribo nada en el blog. Tengo disculpa, lo juro. No tengo internet en casa y cada vez tengo más trabajo por lo que me es imposible sacar ni un minuto para escribir.

Bueno, así tengo más cosas que contar. El fin de semana pasado me invitaron (el viernes) los becarios de la Oficina Comercial a un concierto que daban Juan (uno de los becarios) y varios amigos suyos en un local llamado Ex-Trifulka que se encuentra en la comuna de Ñuñoa. Con ese nombre me tenía que haber dicho todo sobre el tipo de música que sería. Aunque estaba cansada porque las obras de teatro del festival de Vanguardia Escénica habían acabado casi a las 10 de la noche fui. Estaba lloviendo a jarros y el concierto pues no era para tirar cohetes, pero estuve hablando con los becarios que son un montón (Raúl, Vanessa, Oihana, Juan, Adriana, María y Álex) con Fernando, que trabaja en la Oficina Comercial y con Paola, una chica chilena que acaba de llegar de Madrid, donde ha estado viviendo casi cuatro años. Decidimos irnos al centro, a un pub pero cuando llegamos llovía tanto y estábamos tan cansados que después de comernos unas empanadas en un local que estaba abierto nos fuimos para casa (resulta que vivimos a 50 metros), aunque ya eran las dos y pico.

Al día siguiente me encontraba fatal (la edad que no perdona) así que estuve vagueando en la cama hasta las cinco y media de la tarde. Aunque no tenía ni ganas me tuve que levantar para ir a la entrega de premios del festival de teatro. Había gente por un tubo y aunque el teatro no es pequeño (caben unas 200 personas) se quedaron fuera más de 50.


Este chico es Carlos, de la organización. Estaba en la puerta controlando que la gente no entrara a mitad de una obra pero el pobre tuvo que estar todo el tiempo sujetandola porque la gente estaba como loca por entrar (que digo yo que sería porque era gratis y no por la obra, que no era para tanto). La cara de mosqueado que tiene (lo cual es raro porque se pasa todo el rato riendo) es porque en uno de esos tirones una señora mayor abrió la puerta e intentó entrar y como él le dijera que no se podía la señora le pegó un puñetazo en todo el estómago. El lío fue tal que tuvo que salir Jesús, el director del centro a poner orden.

Entre una cosa y otra al final acabé a las doce y con ganas de dormir. Al día siguiente me levanté con unas energías increíbles, como el día que estaba precioso. Fui a la lavandería a hacer la colada y después me bajé al centro al MAVI (Museo de Artes Visuales) http://www.mavi.cl/ a ver la exposición de Chema Madoz, un fotógrafo que me encanta. Os cuelgo algunas obras suyas, para que disfruten los que le conocen y le descubran los que no.



Continuará...

16 julio 2006

De dónde y con quién vivo

















En realidad ya no vivo con la Maca, pues se ha ido a Puerto Natales a ver a su hermano y después volverá a México, donde vive con su pareja, o como ella le llama, su catalán. En estos momentos tengo el departamento para mi sola. Alberto es su mejor amigo y paraba mucho por casa. Es muy simpático aunque un poco tímido.

12 julio 2006

Del invierno y un lugar en el mundo

Hola a todos,

He vuelto con energías renovadas. Después de unos días en los que la mierda atmosférica o como lo llaman aquí el "smog" quería acabar conmigo, mi cuerpo a tomado a pies juntillas lo de "lo que no mata engorda", así que tengo algún gramo de más pero ya estoy como una rosa.

Como me quedé en el viernes os contaré que el sábado vine a trabajar. La historia es que el lunes se inauguró una muestra que se llama Place (cuya idea es muy interesante http://www.placeproject.org/ ) que venía itinerando de Córdoba, Argentina. Tenía que haber llegado hace dos semanas pero la retuvieron en la aduana todo ese tiempo a falta de un papel (burocracia) y al final salió el viernes a medio día. Natasha, la responsable de Artes Visuales tenía que venir a montarla el sábado y me ofrecí a ayudarla. (Ahora tengo un pequeño problema con el ordenador pero prometo mandaros fotos de todos los miembros del Centro Cultural, a los que quiero agradecer la paciencia que han tenido conmigo posando para mis fotos y aceptando ser famosos).

Hacía frío y estuvimos todo el día. Así que el domingo me desperté sintiendome fatal y el tiempo no acompañaba. Me pasé todo el día en la cama y aproveché para ver El Alquimista Impaciente (os recomiendo leer a Lorenzo Silva http://www.lorenzo-silva.com/. Un gran escritor y una gran persona a la que tuve la suerte de conocer cuando viví en Barcelona), León y Olvido y Sophie Scholl (películas interesantes) y para leer El Jarama. Ese libro que a mi no me tocó leer en el instituto y que siempre me quedé con las ganas. Creo que en el centro voy a ver más cine y leer más libros españoles que en España (y es que aunque yo venía a la caza del cine chileno, en Chile lo que se lleva es Hollywood, como en el resto del mundo).

El lunes fue la inauguración de Place. Más de 200 personas metidas en el centro; algunas por amor al arte y otros por amor al jamón serrano y al vino, que el hombre es hombre aquí y en el fin del mundo. La verdad es que me lo pasé muy bien y más a partir de que Andrés me agració con un vaso de roncola (no hagas caso Andrés, no me estás mimando). Al final una, que no es de beber mucho (aspecto del que Naia puede dar fe), pues acabó más contenta que unas castañuelas.

La cuestión es que el martes me levanté como una reina. Se me quitaron todos los males y los dolores. Me inmunicé. A todo esto llueve desde el jueves pasado y ayer a la noche ya fue la repanocha. Me tuve que quedar en el centro hasta las 9 de la noche porque teníamos un concierto de guitarra y no hacía más que llover y hacía mucho viento. La media hora andando a casa se me hizo larga y llegué caladísima. La ciudad estaba como si acabara de pasar un tifón. Vallas en el suelo, hojas por todas partes, calles inundadas. El viento batía las contraventanas y no había forma de que no las abriera. Una noche un poco movida.

Esta mañana cuando llegué descubro que, una hora después de irme, el viento se llevó parte del tejado del centro (casualmente encima de donde trabajamos Natasha, Juanita y yo) y empezó a caer agua encima de los ordenadores y de los papeles. El pobre Rodrigo (el vigilante) tuvo que subir corriendo a taparlo todo con plásticos y tuvieron que venir a las 10 de la noche a tapar con plásticos el techo y poner cubos. Un desastre. Accidentes de tráfico, árboles sacados de cuajo y varios muertos a lo largo del país.

El incidente que más ha conmocionado ha sido el de dos Carabineros (policías) que se metieron en una riada para hacer un rescate y se los llevó el agua. Os adjunto el vídeo porque se estaba grabando todo en el momento.
http://www.emol.com/especiales/videos/teno/index.htm

Uno de ellos ha sido encontrado esta mañana con vida a 40 km de distancia después de pasarse más de 10 horas agarrado a un tronco. El otro parece que ha muerto. Os lo cuento porque es probable que no se vea en España.

Iba a seguir con la lección de lenguaje pero me váis a permitir que lo deje para mañana, que hoy se me ha quedado mal cuerpo y me parece de mal gusto cambiar de tono. Prometo colgar fotos.

07 julio 2006

De la contaminación y otros asuntos

Seis días ha tardado mi cuerpo en rebelarse contra la contaminación de Santiago.

Primero sufrieron los ojos con las lentillas hasta que ayer ya dijeron basta. Uno de ellos, el derecho, expulsó a esa intrusa llena de polvillo sin ningún miramiento y aunque parezca increíble se me perdió la lente mientras estaba en el ojo. Hoy ha llegado a su punto álgido con tres litros de agua y tres paquetes de pañuelos. La nariz como un pimiento, moqueando como si fuera un río, y la garganta más seca que los embalses españoles. Espero que sea cuestión de acostumbrarse. Y es que parece que la polución es como las meigas. Nadie las ha visto pero existen.

Ayer falté a mi escritura diaria, pero tengo una buena excusa. Me tocó quedarme en el centro, cuya foto os adjunto ( es el pequeño edificio del centro), a supervisar un encuentro feminista. Todo iba bien hasta que comenzó a hablar la representante del grupo de lesbianas. La moderadora de la mesa no debía de estar muy de acuerdo con ella porque la cortó diciendo que tenía que dejar tiempo para que hablaran todas, y la otra insistió en dar una arenga final del tipo de no nos callarán ni nos vencerán y entonces todas se pusieron a aplaudir como locas. O algo así porque yo desconecté a los diez minutos de charla (y duró dos horas). Mientras, estuve hablando con Héctor, el técnico de sonido e iluminación que es simpatiquísimo.

Aprovechando que Bigotes nos ha dejado marchar antes y que A. me ha acercado a casa (nota para mi misma, tengo que sacarles fotos y colgarlas) me he decidido a ir a la lavandería a hacer la colada. Mis pies me lo agradecerán porque ya no me quedaban calcetines limpios. He dejado la ropa secando en la secadora y vengo con cara de horror. No sé qué ha pasado, pero mi flamante camiseta negra, esa que mi madre despojó de todo vestigio de S., ¡parece un gato de angora! Está llena de pelusones blancos y ¡¡mamá, no sé si aquí tendrán quitapelusas. Traime uno cuando vengas!!

Esta foto de los perros viene para que veáis con vuestros propios ojos algo que me ha llamado la atención y es que ciertas partes de la ciudad, como el centro, están llenas de perros vagabundos tirados en el suelo con un aspecto de cómodos que da envidia. Estos tuvieron la cortesía de ponerse en una esquina, pero lo normal es que estén en mitad de la calle, como si se hubieran acostado en el primer lugar que bubieran visto. Son perros grandes y están bien alimentados por la gente. Me han contado que cuando la jura de Bachelet se dedicaron a envenenar a todos los perros que había en la plaza porque no daba buena imagen. Me guardo el comentario para mi.

05 julio 2006

De los trámites y de mi

Hoy estoy muerta, salí esta mañana a las 7:30 de casa y todavía no he llegado, pero me propuse hacer un diario y no quiero empezar a dejarlo correr que me conozco y se me acumulan las noticias.

No sé si es que no me lee mucha gente o es que sois todos/as muy amables, pero quisiera que si alguno tiene alguna queja o sugerencia sobre el contenido y el estilo me lo hiciera llegar. A veces me parece que es demasiado apersonal. Intentaré cambiarlo.

Os contaré que tengo piso, o más bien habitación en un piso. Está en un barrio bien, la comuna de Providencia, seguro, tranquilo y cerca del trabajo (bueno, todo lo cerca que puede estar en una ciudad tan grande, a media hora caminando a paso ligero). Es un poco caro por lo que me estoy planteando cambiar para el mes que viene. ¡¡Ya veremos!! El piso lo comparto con La Maca, una actriz chilena que pasa todo el año actuando en el caribe mexicano pero que ahora está con un show en Santiago. El sábado pasado la fui a ver al Cachafaz, un local donde bailan tangos. El espectáculo lo realiza con otras dos chicas y es una especie de Club de la Comedia. Se llama "Con dos o Varios" y hablan sobre lo que significa ser mujer en chile, los hombres y eso. También cantan. Estuvo divertido. Me senté al lado de una chica que fue sola. Una chica muy simpática que no hacía más que decir "Qué divertido!". Nos pusimos a hablar y con dos señoras mayores de otra mesa, porque aquí todo el mundo se habla aunque no se conozca.

Esta mañana salí pronto de casa porque a las 8:15 quedé con A., el hombre para todo del centro, para que me llevara al Ministerio del Interior para sacarme el RUT. El RUT es como nuestro DNI y sin él pues no puedes manejarte como ciudadano, así que es aconsejable sacárselo. Los trámites no son difíciles pero tienes que dedicar una mañana entera y armarte de paciencia. A. me llevó al Ministerio del Interior que está detrás de la Casa de la Moneda y después de esperar una cola de más de media hora me dicen que tengo que ir a extranjería de la policía. Ya sabéis, si tenéis visado consular ahorraros ese viaje e ir directamente a Borgoños 1250, que está al costado de la Estación Mapocho (para los que hacen crucigramas que sepáis que es el nombre del río que pasa por Santiago). Allí después de pagar 800 pesos y esperar su consabida cola te piden el pasaporte, el papel de turista que te dan en el avión y que tienes que presentar en inmigración del aeropuerto y dos fotos. Les das la dirección en Santiago donde estás y te hacen un Certificado de Registro. Con él hay que ir a Registro Civil para pedir la cédula. En cada comuna hay uno. Yo fui al de Providencia porque era el que me pillaba más a mano pero si alguno tiene que hacerlo recomiendo que vaya al de Las Condes, que son más rápidos. Dos horas después, en las que tengo que admitir que no me aburrí porque nos juntamos cinco personas y estuvimos venga a hacer chistes y a hablar, voy a la ventanilla y me dicen que necesito fotocopia del Certificado de Registro, del Visado y del Pasaporte. Esto lo especifico porque nadie te avisa de lo que necesitas y así no tienes que volver a hacer cola o como hice yo colarme y hacerme la longui ante la cara de mala uva del personal.

Después pagas 3350 pesos, firmas electrónicamente, te capturan tu pulgar derecho digitalmente, te hacen una foto con una cámara digital (y si no te gustas la repiten) -lanzo esto al aire por si algún responsable de DNI en España me está leyendo, que tome nota- y depués, incomprensiblemente te pringan con tinta los diez dedos y los ponen en un papel. En fin, tanta digitalización para acabar como en clase de pretecnología. Y voilà, en diez días tengo mi identificación, espero.

Os tengo que dar una muy buena noticia para mi y es que he aprobado las tres asignaturas a las que me presenté de Trabajo Social y como estoy al otro lado del mundo me hincho un poco y digo que con sietes las tres y quedo como lo que no soy, una buena estudiante!

Después he estado toda la tarde trabajando en un catálogo que tengo que poner en marcha y me llevo trabajo de corrección para casa, a ver si no me duermo.

Las palabras nuevas del día son duraznos para los melocotones, damascos para los albaricoques, plumillón para los rotuladores, corchetera para la grapadora y pololo para el novio. Y que sepas Ro, que te odio por decirme que lo preguntara porque sólo se me ocurrió hacerlo al técnico que está instalando los ordenadores nuevos en el Centro y que no tendrá ni 20 años y se empezó a reir y hoy ya me ha mirado con cara de ésta que viene buscando a Chile o que ha encontrado. En fin... Que me muero de sueño y de hambre y que mañana más.

Ya sabéis si queréis saber algo en especial preguntadlo porque aunque intento contaros todo lo que se me ocurre a veces se me quedan cosas en el tintero.

03 julio 2006

De la seguridad y el idioma

Me encanta que hagais comentarios pero me haría ilusión que os identificarais.

Respecto a las palabras propias ya os he ido adelantando algo, y es un tema en continua evolución, por lo que a medida que vaya aprendiendo nuevos términos os los haré llegar.

Al móvil lo llaman celular, al piso departamento, a la habitación pieza y al alquiler arriendo. El cine no es un entretenimiento es una entretención. Los bebes se llaman guaguas, las fresas frutillas, los billetes de metro, tren o avión, boletos y se compran en la boletería. La gasolina es bencina y las gasolineras bencineras. A la manta la llaman frazada, al edredón si es de plumas lo llaman plumón y la asistenta del hogar es la mucama. Si te llaman güeá (que vaya usted a saber cómo se escribe) te están llamando huevona, o un poquillo más fuerte. Normalmente, los no y los sí van acompañados con un poh. Con lo que te contestan sí, poh o no, poh. Es raro, sin duda.

En fin, por ahora sabéis lo mismo que yo.

Respecto a la seguridad pues me dicen que hay que andar con ojo pero esto es muy seguro, al menos tanto como en cualquier ciudad de España. Nadie te molesta por la calle, suele haber gente por la noche, está iluminado. Bien es cierto que a horas tardías sólo me he movido por la comuna de Providencia, que es de gente bien, pero tampoco he notado nada raro cuando he ido al centro. Eso sí, la gente no va al fútbol por la violencia. Parece ser que ayer hubo un partido entre el Colo Colo y el Universidad de Chile, grandes rivales, y acabaron los alrededores del estadio como un campo de batalla.

Datos necesarios y curiosos

Llamar por teléfono en Chile puede ser algo complicado si no te explican cómo va esto. Los móviles o celulares comienzan por 8 0 por 9. Si se llama de móvil a móvil se marca directamente el número, pero si se llama de fijo a móvil hay que poner primero un 0. Si se quiere llamar a un fijo la cosa cambia. Si es de fijo a fijo se marca el número tal cual, pero si se llama de móvil a fijo hay que marcar primero 02.

Adquirir un móvil aquí es sencillo y económico. Yo, a pesar de que me prometí desprenderme de él resulta que me compré uno el primer día, porque es como en España, si no tienes móvil no vas a ningún sitio. A mi me costó 21.000 pesos (unos 30 euros) con 20.000 pesos en llamadas. Me comentan que hay que tener cuidado con el teléfono porque los roban mucho. No me extraña, porque aquí no saben lo que es el código pin. Enciendes el móvil y ya lo puedes usar.

Respecto a la moneda, aquí funcionan con pesos chilenos. Un euro son, más o menos, 687 pesos. A los mil pesos le llaman una luca. Ya me han enseñado un truco para que calcule cuánto cuesta las cosas. Y es que al importe le tengo que sumar la mitad del mismo y quitarle los ceros.
Por ejemplo: La entrada al cine el día del espectador cuesta 2.200 pesos que serían 2.200 + 1.100= 3.300 con lo que son 3 euros y 30 centimos. El cambio es aproximativo, pero la diferencia no es demasiada (funciona exacto cuando el euro está a 666 pesos).

Hay billetes de 10 mil pesos, de 5 mil, de 2 mil y de mil y después las monedas, de 500, 100, 50, 10 y 5. Las monedas de cien pesos las hay de dos tipos unas grandes que son las que valen para llamar por teléfono desde las cabinas de la calle y otras que son como un euro. Las de 5 pesos, a parte de que no valen nada, y si no haced cuentas, son tan pequeñas que si se te pierden olvídate de encontrarlas.

El agua de grifo se puede beber, pero como en toda gran ciudad no es que tenga muy buen sabor. La opción está en comprar agua embotellada. Hay que tener cuidado porque tienes que especificar que sea sin gas. La marca más famosa es Cachantun y la botella de 1600 ml cuesta unos 520 pesos, o sea, como en España o un poco más cara.

Respecto al transporte lo mejor es coger el metro, que es nuevo, limpio y eficaz. El precio del billete, o boleto, es de 420 pesos en horas puntas y 370 el resto. Hay cinco líneas que recorren más o menos toda la ciudad y algo de los alrededores. Después viene el autobús. No sé cómo funciona porque me han dicho que es como una aventura. Si dominas el autobús te puedes considerar chileno. Los hay de dos colores, amarillo, que suelen ser destartalados y cuya ruta te ponen en un cartel en la luna frontal o verde, que son nuevos (desde diciembre del pasado año), y son como en España, rutas digitales, limpios y más seguros, aunque menos numerosos. El precio del billete es de 370 pesos para adultos y 120 para los niños.

Por último están los taxis. Los oficiales son negros con el techo amarillo, pero también los hay particulares. Estos se diferencian de los coches normales porque tienen la matrícula de color naranja. Las tarifas las ponen bien visibles en el parabrisas y depende de la zona en la que los cojas. Puede ir desde 350 pesos la bajada de bandera de las comunas de clase alta (Providencia, Las Cortes, Nuñoa...) a 120 pesos del centro.

La presencia española, en cuanto a grandes empresas, es importante. La telefonía movil se la reparten, sobre todo, Entel y Telefónica. En el tema económico el banco Santander está por todos los lados, en su variante Santander Santiago (aunque mantiene el color y el logotipo de la llama) aunque también hay oficinas del BBVA. Por último, y esto sí que me ha sorprendido, es la presencia de Telepizza, aunque aquí venden la pizza española que tiene chorizo (chileno). Por supuesto, es bastante más barata la pizza aquí que en España.

A pesar de que sí que hay McDonalds, Kentucky fried Chicken o Domino's Pizza, la mayoría de los locales de comida son autóctonos, y hay muchos.

Una cosa que me ha llamado la atención es que a Matutano la llaman Evercrisp. Y que Zamorano está en todas las paradas de autobuses anunciando pañales.

Las tiendas abren desde las 9 de la mañana hasta las 9 de la noche, menos los fines de semana que cierran casi todo. Entonces la única opción que te queda es ir a los mall (pronunciese mol) que son los centros comerciales de toda la vida.

01 julio 2006

Primeros días en Santiago

Santiago es una cidudad grande, pero la combinación de edificios bajos con altas torres hace que no imponga demasiado. Hay mucha contaminación, o al menos eso me dicen, porque con el mal tiempo que hace no sé si es nubosidad o polución.

Dicen que tran México D.F. es la segunda ciudad de latinoamérica más contaminada. Eso es porque hay muchos vehículos del año de maricastaña, sobre todo autobuses, que los hay por miles y porque está en un valle rodeado por altas montañas que no dejan que la contaminación de traslade a otro lugar, lo que en el fondo yo creo que para el resto del mundo es un alivio.

Me han comentado que hace unos años unos investigadores japoneses propusieron hacer un corte en una de las montañas para que saliera por ahí la porquería pero que lo desecharon por ser excesivamente caro. Ahora parece que se están arrepintiendo.

Lo curioso es que la ciudad está muy limpia, no hay suciedad por el suelo, la gente es muy cívica, incluso los jóvenes, que lo tiran todo a las papeleras y huele a limpio. Es una ciudad cómoda para vivir. El metro es rápido, relativamente nuevo y muy barato (unos 0,55 € el billete normal). Hay muchos comercios y muchos puestos en la calle, de comida, de yogures, de bebidas, de limpiabotas.

Mañana os cuento más que tengo que buscar piso para vivir.







El viaje

Parecía que no iba a llegar nunca el día pero por fin llegué a Santiago.
Pero no me voy a adelantar os contaré cómo me fue el viaje y la llegada.

El viaje a Madrid fue muy rápido y caluroso. Cuando llegué a la terminal 4 famosa y vi en qué puerta embarcaba agradecí tener más de dos horas de espera, porque era casi la última puerta de la terminal y tardé casi media hora en llegar cogiendo el tren y todo.

A la hora de embarcar nos hicieron esperar porque primero embarcan los de primera clase, después las familias con niños y luego va según el número de asiento que tengas. Cuando me tocó mi turno resultó que mi asiento estaba ocupado por una familia que amablemente me pidió que les cediera el asiento para su hijo a cambio del suyo. Llegó un simpatico azafato, Mauricio, que me llevó la bolsa mientras se deshacía en disculpas. El asiento que me tocó era de vicio, porque estaba en la primera fila y podías estirar las piernas, lo que en un viaje de casi catorce horas es una bendición. Pero la suerte no me acompañaba ese día. Mauricio volvió con más excusas pidiéndome que si le podía cambiar el asiento a un señor que medía 2 metros y que no cabía en el suyo. Y yo me dije: "Allá donde fueras, haz lo que vieras". Así que por supuesto le cambié el sitio. Otra vez con la maleta a cuestas (no llevéis equipaje de mano pesado, os arrepentiréis) hacia la parte de atrás del avión. Cuando vi el asiento que me tocaba me arrepentí de haber aceptado, porque apenas podía meter las piernas y mido 1,56 m.

Parecía que los habían puesto provisionales, tenían unas bandejas más pequeñas que los demás y como en la fila éramos tres y los de delante cuatro pues las pantallitas de televisión nos quedaban reviradas. Menos mal que puede hablar con Jorge, un argentino de Mendoza muy simpático, salvó el viaje.

Me estuve riendo un rato porque las películas estaban dobladas al chileno y oir a Jim Carrey hablando con acento chileno os juro que no tiene desperdicio. Otro de los inconvenientes de estar en la parte de atrás del avión es que comes el último, porque la comida, tengo que decir que dentro que era de avión no estaba mal.

Bueno, que apenas dormí y con mucho dolor de piernas porque a pesar de que me levanté varias veces se me dormían de no moverlas. Pero como soy una señorita, cuando al bajar del avión Mauricio me preguntó qué tal había pasado el viaje yo le contesté que muy cómoda.

Sabía que era invierno, pero al bajar del avión noté que apenas había amanecido, hacía 4º de temperatura y una niebla que no se veía nada. No muy halagüeño. Tengo una queja y es el tiempo que se tarda en pasar inmigración, casi una hora, con lo que cuando fui a buscar las maletas las haían depositado fuera de la cinta. Un caos.

Luego tuve un pequeño problema para encontrar a la persona que me iba a buscar pero al final lo arreglamos. Una advertencia. En el aeropuerto, al menos con las mujeres, vienen muchso hombres ofreciéndote ayuda en principio desinteresada, pero al final hay que dar propina, y no poca. A no ser que no sepáis dónde estáis plantados no la aceptéis.Habla la voz de la experiencia.